jueves, 2 de agosto de 2012

Capitulo 3: De violines y romances


La tarde lluviosa solo reflejaba los sentimientos de Toma, el cómo se sentía en esos momentos observando por la ventana de su dormitorio de la Universidad como la fría y fuerte lluvia azotaba allá afuera. Se escucharon algunos truenos fuertes. Suponía que la tormenta eléctrica tardaría mucho en quitarse, pero ¿cuál? ¿La de allá afuera o la de su corazón? ¿Qué le había dicho Carol cuando él le declaro sus sentimientos tan de repente?

―Tu mejor amigo –repitió Toma con una sonrisa triste. –Tu mejor amigo. Realmente, valoro eso pero… no lo quiero. Yo no quiero ser solo tu mejor amigo. ¿Entiendes? Quiero que seamos algo más que eso.

Una media sonrisa rota surco su rostro al recordar aquello. De repente, alguien llamo a su puerta, pero él no quería ver a nadie, así que no contesto.

― Toma, se que estas ahí. –la voz de Yamapi resonó al otro lado de la puerta.
― Vete, no quiero ver a nadie. –le contesto Toma.
― Vamos, no seas nena. –intento hacerlo enojar para ver si así salía.
― Eso no funcionara, déjame solo.

Yamapi se canso de animarlo al otro lado de la puerta y se retiro de allí. En el pasillo se topo con Lucky y no dudo en detenerla para preguntarle sobre el estado de Toma.

― ¿Tú sabes que le pasa a Toma?
― ¿Y cómo lo habría de saber yo? –refuto Lucky de mala gana, pues el tal Yamapi no era su persona favorita en el mundo.
― Pues no sé, pensé que te lo había dicho Carol ya que ella estaba hablando con él en el estacionamiento y después Toma se regreso a su dormitorio como si lo hubieran bateado mil chicas a la vez.
― ¿Me estás diciendo que Toma se le declaro a Carol?
― No lo sé, pero algo le dijo Caro a Toma para que se pusiera tan depresivo, ni siquiera quiere salir de su dormitorio.
― Ok –asintió Lucky. –Hablare con Carol, pero aun así, no creo que ella sea capaz de haberle dicho alguna cosa fea a Toma como para que se pusiera así de mal, que te quede claro.
― De acuerdo, pero de resultar que Carol sí le dijo algo hiriente, debes hacérmelo saber. –pidió Yamapi.
― ¿Cuál es tu maldito problema con Carol, eh? –se enojo Lucky. – ¿Por qué la odias?
― Yo no la odio. –negó inmediatamente.
― ¿Entonces por qué la atacas tanto, porque desconfías de ella?
― En primer lugar, yo no la ataco, ELLA es la que me ataca, y en segundo lugar, no esperes que confíe en ella si ni siquiera la conozco.
― Pues para que en un tiempo, Toma la haya considerado su mejor amiga, eso habla bien de ella un poco, ¿no crees?
―… -Yamapi solo volteo la mirada, incapaz de aceptarlo. –Puede que tengas razón.
― Ash, Carol tiene razón, eres imposible! –Lucky se fue de allí sacando humo de las orejas de lo hartante que le resultaba la actitud de Yamapi. Pero aun así, le haría caso, tenía que hablar con Carol y restregarle en la carota de Yamapi que Carol era inocente de todo cargo.

~*~

La universidad donde todo se desarrollaba, además de las materias de tronco común, tenía un extra que era la academia de artes donde los chicos se decidían por una “casa”: la de músicos, actores o cantantes.

Hiro y Mamoru estaban entrando al edificio grande y de tres pisos conocido como “la casa de los músicos”, donde estudiaban sus clases de música particulares los músicos; valga la redundancia.

Hiro traía entre sus manos un hermoso violín que Alex; la chica que había defendido del tipo llamado James, había olvidado la última vez que se vieron (hace apenas unas horas).

― Yaaay, ya quiero verla! –exclamo Hiro emocionado a más no poder, con una sonrisa de enamorado que andaba en las nubes. Mamoru al verlo así, le dio un codazo para regresarlo a la realidad.
― ¿Quieres controlarte por amor a Dios? –lo regaño Mamoru. Los chicos detuvieron a un grupo de músicos que transitaban por el recibidor del edificio. –Oigan, buscamos a una violinista llamada Alex Margera.
― Ah, sí. Se encuentra en el salón de violinistas, está en el tercer piso. –le informo con amabilidad una chica rubia.
― Gracias. –asintió Mamoru.

Tomaron el elevador (en esa escuela sí que hay lujitos, no? xD) y llegaron al segundo piso, no tardando mucho en encontrar el enorme salón de violinistas.

Hiro buscaba a Alex con la mirada, cuando de pronto, James se interpuso en su búsqueda a unos cuantos centímetros de él.

― ¿Qué hace un tipo como tú en el edificio de músicos? –le pregunto James con desprecio.
― Que te importa –le contesto sin hacerle mucho caso, buscando a Alex nuevamente cuando James se le puso en frente para impedirle el paso.
― Estas en mi territorio, chico. –le advirtió James. –Puedo sacarte de aquí en un santiamén.
― ¿Ah, sí? ¿Tú y cuantos más? –se le puso bien felón Hiro.


Cinco minutos después, Mamoru y Hiro estaban afuera de la casa de músicos, tirados en la banqueta y hechos un revoltijo, con golpes por todos lados.

― Auuuuu –se quejo Mamoru. -¿Quién iba a pensar que James tenía casi un ejército de custodios personales a su disposición? –gimió dolorosamente sobándose una costilla.
― Y para colmo me quito el violín de Alex, quien sabe si se lo devuelva ese maldito esperpento –se quejo Hiro.
― Deja tu el violín, ¡la revolcada que nos pusieron! –le grito Mamoru dándole un zape.
― ¡Mamoru! –grito Lucky preocupada quien iba caminando por la casa de los músicos con la intención de buscar a Carol (quien recordemos es música debido a que está en una banda). – ¿Pero que te paso? :O
― ¿Pues qué no está viendo, señorita? Que nos dieron la paliza de nuestra vida. –le contesto Hiro con obviedad.
― Si, ya note que los pusieron como chanclas –comento Lucky. –Pero quise decir que como se hicieron esto. –dijo refiriéndose a los golpes.
 ― ¡Pues por este, que andaba ay de enamoradito! –se quejo Mamoru visiblemente molesto con Hiro. –Sucede que Hiro defendió a una chica violinista a la que se le olvido el violín en un pasillo; no me preguntes porque lo olvido, y entonces fuimos a devolverle el tonto violín y un tipo nos declaro la guerra mundial y con su ejército…
― Ok, ok Mamoru, cálmate que me revuelves con lo rápido que hablas. –lo detuvo Lucky. – ¿Por qué no los acompaño a la enfermería y después damos la queja de lo que les han hecho?
 ― ¡Primero muerto que irme a quejar con el director como si fuera niña que le gusta ver Heidi y Sandybell! –se negó rotundamente Hiro.

― ¿Si no eres niña, entonces como conoces a Heidi y Sandybell? –Lucky lo miro con los ojos entrecerrados. Hiro prefirió hacerse el loco y junto a Mamoru y su novia, caminaron rumbo a la enfermería.

~*~

Carol se encontraba ya en su casa. Su hermano mayor había ido a recogerla. Mientras ambos comían viendo el canal de noticias, su hermano noto lo seria que se encontraba su hermana.

― ¿Te pasa algo? –pregunto.
― Nopi.
― ¿Segura? –insistió.
― ¡Una culpa me esta remordiendo hasta mi más recóndita entraña! –confeso sin poder soportarlo.
― ¿Pues a quien mataste? ¿A la de álgebra?
― No, bueno fuera. Es que tuve un… digamos, problema romántico…
― ¡Wow, mi hermana es normal! :D ¿De qué trata? ¿Tu novio te engaño con otra? ¿Se pelearon por una tontería? OMG ¿TU FUISTE LA QUE LO ENGAÑASTE? :OOO
― ¬_¬ ves mucha televisión, hermano.
― Cuéntame, cuéntame! :D estaré ansioso de ser tu psicólogo personal n_n
― Sinceramente… estas asustándome. Lo que paso fue…

Recuerdos de Carol:


―Tu mejor amigo –repitió Toma con una sonrisa triste. –Tu mejor amigo. Realmente, valoro eso pero… no lo quiero. Yo no quiero ser solo tu mejor amigo. ¿Entiendes? Quiero que seamos algo más que eso.

Carol se quedo con la boca abierta, totalmente sorprendida, con los ojos muy abiertos sin poder creer aquello que había escuchado. Su mejor amigo se le había confesado.

― Wow –exclamo Carol sorprendida. –Pues, tú sabes la respuesta. –trato de que su voz fuera suave ante lo que le iba a decir a continuación. ― No en este momento, Toma. Somos amigos ahora, estamos bien así. Después de esto, puede que no quieras volver a hablarme, pero no quiero que pase eso, eres importante en mi vida.
―Dime que tengo una posibilidad –suplico Toma.
― No lo sé. Nadie sabe lo que pasara en un futuro. Puede que sí, puede que no.
― Eres… tan indecisa, como siempre. –le reclamo con coraje y acidez, se dio la media vuelta, dejándola sola en el estacionamiento.

Carol se quedo de piedra ante lo que habían dejado escapar los labios de Toma. Jamás en su vida se imagino que su mejor amigo le fuera hablar de esa forma. Toma parecía odiarla. La chica se quedo con la boca abierta sin poder creer en nada. El verlo irse tan enojado con ella por primera vez, hizo que se le estrujara el corazón. Le había dolido.

― ¿Hermana? –pregunto el Kyle observando cómo los ojos de Carol se volvían vidriosos por la acumulación de lagrimas que no salían. -¿Quieres llorar? –pregunto preocupado por ella.
― ¡Nonononono! ¡Yo soy Carol Kane! ¡Yo nunca lloro por cursilerías! –trataba de convencerse a sí misma. Se toco la mejilla comprobando aterrorizada que tenía lágrimas en el rostro.

Su hermano; Kyle, le sonrió levemente y Carol pareció calmarse un poco cuando imito el gesto de su hermano y al final, los dos rieron ante la dramatización de Carol que juraba que no estaba llorando.

― Oye, ¿no te abras equivocado de casa? Hubieras quedado mejor en la casa de actores. –bromeo Kyle.
― Cállate. –sonrió Carol.

Definitivamente la familia Kane era bipolar.

~*~

Ruth; la enfermera, había terminado de atender a los golpeados (Mamoru y Hiro). Lucky aun seguía a un lado de su novio, en vista de que se le había bajado un poco el coraje anterior(recuerden que en el cap pasado, Mamoru hizo enojar a Lucky).


―… y te llevare al restaurant que tú quieras, y te llevare floores, maaangas… -le decía Mamoru a su novia, feliz de que lo hubiera perdonado.

Hiro miraba con desagrado y los brazos cruzados a los dos tórtolos mientras intentaba mirar o pensar en otra cosa cuando…

― Hola. –lo saludo Alex entrando por la puerta de la enfermería.
― ¿ALEX? –Exclamo Hiro emocionado. – ¿Pero qué haces aquí?
― Bueno, me entere de que los custodios de James los habían golpeado y vine corriendo para ver si estaban bien. –confeso con un poco de carmesí en sus mejillas.
― Pues ya ves que sí –sonrió Hiro abiertamente.
― ¿No te duele? –pregunto dándole un pinchazo con su dedo en un hombro.
― No TT__TT –musito él haciéndose el fuerte, aunque su hombro le doliera como los mil demonios.
― Hola –la saludo Lucky. – ¿Así que tu eres la famosa Alex Margera? n_n Hiro nos ha hablado mucho de ti n_n –musito haciendo que Alex se sonriera.
― Lucky –se quejo Hiro entre dientes. –Jejeje, no le hagas caso n//n
― Gracias por devolverme mi violín. –le agradeció Alex a Hiro. –Espero que te recuperes pronto. –musito caminando hacia la salida de la enfermería.
― Espera –la detuvo Hiro. – ¿James te dijo que yo encontré tu violín?
― Nop. Pero lo deje a propósito en el pasillo para que tú me lo devolvieras.
― :O ¿Querías volverme a ver? –inquirió Hiro.

Alex solo sonrió ampliamente en señal de afirmación y salió de la enfermería.

― Waaw Hiro, te están coqueteando ;) –le dijo Lucky animada.
― Ay por Dios –Exclamo Hiro como ido de este mundo.
― ¿Qué te pasa? –se preocupo Lucky.
― Creo que me quiero casar. –confeso Hiro en la luna y los presentes se rieron de él.

~*~


Yamapi estaba sentado en la orilla de la cama de Toma. Había conseguido que Toma le dijera todo lo que había pasado cuando estuvo hablando con Carol en el estacionamiento.

― Así que finalmente te le declaraste –se sorprendió Yamapi.
― Pero no sirvió de nada. –Dijo Toma con una cara de lo más triste. –Ella trato de ser buena conmigo y al final, termine siendo grosero con ella.
― Anímate, hombre. Solo pídele disculpas.
― La cosa es que no tengo ni cara para verla de frente. –Toma se tiro en la cama y se puso una almohada en la cara.
― No es tan malo como parece. Estoy seguro que ella te perdonara. Vamos, no pierdes nada intentándolo.

A la mañana siguiente, un lunes duro le esperaba a Toma y Carol. Ninguno de los dos sabían lo que pasaría cuando se encontraran por fin después de no haberse visto ni hablado en todo el fin de semana. Cuando Toma la vio entrar por la puerta general, corrió hacia ella hasta ponerse al frente.

― Carol… -dijo él pero fue interrumpido por la chica.
― Antes de que digas algo más. –lo detuvo. –No quiero que sufras por mi culpa, no tienes que volver a hablarme si no quieres. Por eso he decidido que ya no podemos seguir siendo amigos. –musito dejando a Toma totalmente desconcertado. –Con permiso. –le sonrió levemente y siguió su camino.

Toma no podía creerlo. Nunca fue su intención propiciar eso. Cerró los ojos insultándose mentalmente. ¿Cómo en un fin de semana se había arruinado todo?

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