jueves, 2 de agosto de 2012

Capitulo 1: La apuesta


Capitulo 1: La apuesta

El insistente reloj en forma de mano que estaba en la mesita de luz sonaba como los mil demonios para los oídos de Carol Kane quien -como la gran mayoría de las personas… nah, todos- no le gustaba levantarse temprano.

Después de medio minuto se molesto y decidió impactar el reloj contra la pared cercana y volvió a acomodarse para seguir durmiendo pero en eso, las cobijas se deslizaron rápidamente por su cuerpo haciendo que ella sintiera un frio glacial.

―Ya levántate, floja –la reprendió la voz adulta de su hermano mayor; su semi-padre. –Se te hará tarde… ¡CAROL! –le grito.
―Ya voy, ya voy –se quejo somnolienta y se levanto. –Ah como jo… robas –completo antes de decir una mala palabra al tiempo en que lanzaba un enorme bostezo, como si no hubiera dormido en años.

Minutos después se hallaba devorando un bol lleno de su cereal favorito en la cocina de su casa, sentada en un banco sin respaldo junto a su hermano medico.

―Escuche que hoy tendrás un nuevo compañero de Japón en tu salón –le dijo Kyle intentando armar una 
conversación matutina con su hermana.
―Pues que chismoso eres, ¿Cómo te enteraste? –hablo con el cereal en la boca.
―No hagas eso –la regaño. –Me dijo tu maestra de algebra ayer que fui para ver lo de tus calificaciones.
―Solo es un maldito examen, lo pasare en regularización.-exclamo con indiferencia.
― ¿Qué clase de conformista eres tú? –dijo Kyle viéndola con los ojos entrecerrados y una expresión incrédula. –Ni pienses en reprobar un solo examen más, ¿me oyó bien, señorita?

―Ya acabe, ¿me llevas a la escuela? –inquirió sonriente, ignorando el comentario anterior de su hermano.
―Universidad, Carol, universidad –le recalco su hermano.
―Si, lo que sea. –musito tomando su mochila verde y colgándosela en el hombro.

En el camino, la joven de ojos café oscuro disfrutaba del paisaje que tenía el camino para llegar a la universidad privada, era una carretera de solo dos carriles y que alrededor solo había un bosque de arboles verdes y llamativos.

― ¿Hoy no llevas lentes? –le pregunto Kyle mirándola de reojo.
―Traigo lentillas. –informo viendo las nubes que se apelmazaban en el cielo. -¿Lloverá hoy, hermano?
―Hay probabilidades de tormenta eléctrica. Si cuando salgas hay mal clima no iré por ti, así que te quedas en tu dormitorio, ¿si?
―De acuerdo. –asintió a regañadientes, no le gustaban los dormitorios de la institución.

Llegaron a la universidad. Kyle aparco la camioneta cerca de la entrada principal y Carol bajo enseguida. La joven subió las escaleras hasta entrar por la gran puerta principal de la universidad privada.

“Así que un compañero nuevo” pensaba la joven mientras caminaba por uno de los tantos pasillos bulliciosos y llenos de estudiantes del instituto que alguno que otro chocaba con ella por accidente mientras llegaba a su aula correspondiente.

Llego a su salón de clases donde su mejor amigo ya la esperaba. Al parecer como siempre, ellos eran los primeros en llegar.

―Hola, Toma –saludo la chica.
―Carol –sonrió el muchacho alto. Toma era un joven alto y desgarbado, su piel era apiñonada y su cabello liso era de color rojizo claro. Esa mañana traía unos lentes enmarcados a pesar de no tener necesidad de usar lentes, sino lo hacía por moda.
―Requiero que me pases la tarea de algebra, no la hice porque no tuve tiempo. –le pidió la joven mientras 
tomaba asiento en su lugar, a un lado de Toma.
― ¿No tuviste tiempo o no supiste hacerla? –la miro con duda.
―De acuerdo, me atrapaste. –suspiro. –No le puse atención a la maestra ayer.
―Así menos vas a pasar algebra, niña –la regaño con dulzura. –Si quieres yo te explico.
―Pero no hay tiempo…
―Descuida, el prefecto vino y dijo que la profesora no vendrá hoy por incapacidad, parece que se enfermo.
― ¿Es enserio? Agh y yo que me levante temprano –se quejo con rabia.
―Bueno, tenemos una hora para que aprendas lo que no aprendiste en toda la semana.
―Eso es cruel, Toma.
―Lo siento –sonrió y le dio un beso en la frente. –Sabes que te quiero.

Carol le sonrió a duras penas y se volteo para acomodarse en su lugar y sacar su cuaderno. Siempre se preguntaba por qué Toma le decía ese tipo de cosas a ella, suponía que la apreciaba mucho como amiga, pero ella nunca sabia como contestarle esas muestras de afecto, y vamos, lo afectuoso a ella no se le daba ni en 0.00000000000001.

― ¿Sabes que llegara un estudiante nuevo a nuestra clase? –le pregunto Carol a Toma tratando de olvidar el 
último comentario de su amigo.
―Si, de hecho es un amigo mío –musito perdiendo un poco su sonrisa. –Creo que lo conoces.
― ¿Es Yuu? –intento.
―No
― ¿Hiro-san?
―No.
― ¡ay, dime! ¡No seas malo! –suplico.
―Jeje, no, mejor  que sea sorpresa.
― ¡Maldito!

Toma le explico los problemas de ese día y después se enteraron de que la siguiente hora también era libre dado que la profesora había tenido un fuerte problema familiar. Eso ya era el colmo. ¡Dos horas libres!

Carol buscaba escapar de Toma un momento, puesto que de seguro la invitaría a desayunar junto a él o algo así y ella no tenía hambre y mucho menos tenía ganas de hacerle el feo por lo que enseguida se salió del salón casi corriendo luego del aviso del prefecto.

Salió afuera de la universidad y decidió leer un buen libro bajo la sombra de su árbol favorito que se encontraba en el jardín grande que tenía algunas pendientes, pero no vio venir al chico de la patineta que por esquivarla termino aventándola y Carol fue rodando por la pendiente en un acto de lo más dramático y de pasada sintió que se llevo a alguien de encuentro. Cuando termino aquella excesiva caída, se incorporo a la mitad avergonzada.

― ¡Lo siento! –se disculpo con el muchacho que había atropellado y que estaba tirado junto a ella. El muchacho de cabello liso y negro la miro confundido, posiblemente por el golpazo que se había dado. –Ah??? Pero si tú eres… ¡Yamashita Tomohisa-san! –musito sorprendida. – ¡Ay por Dios! Casi mato a una celebridad –musito ahora preocupada.

Yamapi que hasta ese momento lucia serio, sonrió al ver a la chica preocupada llena de ramitas y hojitas que había recopilado del césped verde. De repente él lanzo una risita pequeña.

― ¿Qué? –pregunto Carol sin saber porque se reía.
―Tienes hojitas en el cabello. –sonrió el joven y empezó a ayudarle a quitarse las hojitas y ramitas.
―Como lo siento –decía Carol.
―Soy nuevo en la universidad, ¿me harías el favor de decirme donde está el salón B-4? –pregunto el muchacho con cortesía mientras se levantaban.
― ¿C-como? ¿B-4? El B-4 es mi salón de clases.
― ¿Majide? ¡Entonces estas con Toma! –exclamo sorprendido y de buen humor.
―Si, así es –sonrió ante tal coincidencia. -¿Quieres que te lleve al salón?
―Si no es molestia…
―Ninguna n_n vamos.

De nuevo, Carol subió los escalones hasta la entrada y camino por los pasillos esta vez libres de la congestión de gente de la mañana y dio algunos giros hasta llegar al aula donde solo estaba Toma escribiendo en una libreta. El muchacho de cabello castaño claro; Toma, sonrió ampliamente al ver llegar a su amigo de años; Yamapi.

―Hombre, siglos de no verte –sonrió Toma levantándose de su lugar para saludar a Yamapi. Enseguida se dieron un abrazo amistoso. Carol no quería interrumpirles el momento por lo que poco a poco se iba haciendo para atrás e irse por la puerta. Cuando estaba a un paso de salir…

―Carol –la llamo Toma inmediatamente y fue hasta ella para jalarla suavemente de la mano y llevarla frente a Yamapi. –Te presento a Carol, mi novia –sonrió Toma.
―Hola… ¿que? –exclamo Carol y volteo a ver a su amigo quien le miro con suplica. –Gusto en conocerte 
formalmente, Tomohisa-san –le tendió la mano para saludarlo.
― ¿Así que tu eres la novia de Toma? –Sonrió -¿Por qué no me lo dijiste antes? Tropecé con ella esta mañana, Toma. –le dijo Yamapi.
―Yo diría más bien que te arrolle –corrigió Carol mientras Toma los miraba sin entender a lo que se referían.
―Es que cayó por la pendiente y me llevo de encuentro –musito Yamapi.
― ¿Enserio? –inquirió Toma sorprendido. -¿Y te encuentras bien? –le pregunto a Carol.
―Sí, sí, nada de que preocuparse.
― ¿Señor Yamashita? –llego el prefecto hasta ellos. –Vengo siguiéndolo todo el camino para guiarlo a la dirección, primero tiene que ir allí.
―Oh, lo siento mucho, no lo vi –se disculpo Yamapi.

El prefecto viejo se llevo a Yamapi rumbo a la dirección dejando solos a Toma y Carol.

― ¡¿Novios?! –grito Carol dándole una palmada en el brazo a su amigo.
―Auu. –se quejo sobándose el brazo. -¿Qué querías que hiciera?
―Todo menos involucrarme. ¿Sabes en lo que me has metido
―Vamos, ser mi novia no es tan malo. –la convencía.
― ¡No soy tu novia! –le reitero. –Y más vale que no me vayas a pedir favorcitos.
―En verdad perdóname. No tenía opción, Yamapi y yo apostamos que si no me conseguía una novia, él elegiría mi conquista.
― ¿Y en todos estos meses no pudiste conseguirte una novia real? –lo regaño.
―Es que… se me olvido. –declaro con vergüenza y la voz en un hilito.
― ¿Se te olvido? –lo miro con ojos entrecerrados. -¡No tienes vergüenza!
― ¿Estas muy enojada?
¡SI! ¡Y mucho! – contesto caminando fuera del salón a pasos de ogro y con una peligrosa aura negra que decía “si te me acercas no vives para contarlo”.

En verdad que la idea no le había hecho gracia en lo más mínimo. Toma se sintió mal al ver la manera en que su amiga había reaccionado, no era para tanto, ¿o sí? A menos que… a menos que le interesara alguien, algún espécimen raro de su salón de clases, o de la entera universidad, las posibilidades eran infinitas. Sin embargo, de algo estaba seguro, a Carol debía gustarle alguien para que hubiera reaccionado de esa forma. De todas formas, él quedaba a un lado, ella siempre lo vería como un amigo, solo un maldito amigo, vaya cliché.

La chica de cabello recogido forever se sentó de mala gana en una banca de madera y cruzo los brazos en señal de no estar en el mejor humor humano.
― ¿What´s up? ¿Por qué esa cara? –le pregunto una chica de cabello cortito que  había llegado a sentarse junto a ella.
―Agh, Lucky, no sabes lo que me hizo Toma –se quejo con dramatismo, raro en ella (sarcasmo).
―Pues es obvio que no sé, ni que te leyera la mente.
― ¬¬ Okok, ya entendí. Lo que pasa es que… ¡le mintió a un amigo suyo!
― ¿Y eso a ti qué?
― ¡Que le mintió diciéndole que yo era su novia!
―Bueno, es que él te quiere.
―Ya sé que somos amigos, pero eso es pasarse de confianza. Y no es que me preocupe conservar mi status de soltera, pero tampoco quiero que me reconozcan por tener novio, puede que al final nos descubran y quedemos como unos mentirosos.
―Carol, deja de ahogarte en un vaso de agua, ¿quieres? No es para tanto, considéralo un favor para Toma. Y con respecto a lo que te dije de que él te quería, yo me refería a…
― ¡Carol! –llegaba Toma por el pasillo.
―No me hables ahora, a la última persona que quiero ver en este momento es a ti –musito levantándose rápidamente para irse de allí.
Toma se sentó en la banca junto a Lucero, visiblemente derrotado.
―Me odia. –concreto el muchacho.
―No te odia –sonrió su compañera de clase. –Deja que se le pase el coraje y vendrá a pedirte disculpas por cómo se porto. Ya sabes lo drama que es Carol.
―Gracias, Lucky, pero nunca la había visto tan enojada.
―Intente decirle que tú la querías más que un amigo.
― ¿EH? –se asusto el joven. – ¿Y qué te dijo?
―Bueno, ella lo interpreto de otra manera. Sigue creyendo que la quieres como un amigo.
―Ohayo –saludo un sonriente Mamoru; el novio de Lucky.
―Ohayo, Mamoru-kun. –le saludo Toma.
― ¿Y a ti que te pasa? Nunca me habías saludado con tanta efusión –exclamo con sarcasmo.
―Si me disculpan –se levanto Toma. –Iré a quitarme la depresión con helado de vainilla, conpermiso.
―No entendí absolutamente nada –le dijo Mamoru a Lucky.
―Es que Carol se peleo con Toma por primera vez, el pobre anda que no lo calienta ni el sol.
― ¿Tanto así? O.O ¿Pues que le hizo Toma? –Mamoru se sentó junto a su novia; la sagaz Lucky, mientras ella le platicaba todo el drama que se había desarrollado esa mañana entre Toma, Carol y Yamapi. – ¡Oh por Dios! ¿Un triangulo amoroso? ¡Que emoción! ¡Nyann!
―Mamoru –lo regaño Lucky.

.o0o.

Las clases matutinas continuaron sin problemas después de la tercer hora. Hora que fue un suplicio para Toma, hora en que Carol se la paso rompiendo los papelitos de disculpa por parte de su amigo, hora en que Yamapi veía a aquellos dos confundido, ¿no se suponía que eran novios?

―Toma, ¿Qué le sucede a tu novia? –le pregunto Yamapi mientras estaban en los 10 minutos de descanso que daban por cada clase. -¿Se pelearon?
―Algo así –contesto Toma desganado. –Pero no es nada de cuidado –sonrió un poco para mostrarse convincente.
―Oye, como tú cumpliste la apuesta, creo que debo pagarte, ¿no?
― ¿Los 300 dlls?, olvídalo amigo, no tiene caso.
― ¿Are you sure?
―Sí, sí, no matter.
―Te vez raro –lo miro Yamapi, pero no pudo decirle nada más cuando entro la profesora de la clase que seguía.

Cuando las labores estudiantiles terminaron, muchos de los estudiantes prefirieron no regresar a casa y quedarse en sus dormitorios, pues afuera del instituto el clima era terrible, una fuerte tormenta eléctrica se había dado el lujo de aparecer unos minutos antes de la hora de salida de algunos grupos.

―Carol –la había alcanzado Yamapi en el pasillo. –Hola. –la saludo con una sonrisa encantadora.
―Hola.
―Me parece que te has peleado con Toma.
―…esto –ella no tenía la mínima idea de qué contestar. Por un lado, estaba su amigo, Toma siempre la ayudaba con los estudios y éste sería el primer favor que le hiciera ella, pero por otro lado, quería decirle la verdad a Yamapi, solo que… ¿por qué?
―Carol, ¿me acompañas a comer? –pregunto Lucky apareciendo como el hada madrina de la pobre chica en apuros.
―Tengo que irme, nos vemos –se despidió con una sonrisa y se dirigió a su amiga. –No sabes de la que me has salvado. –lanzo un suspiro de alivio.
― ¿Sigues con el drama de “novia”?  No veo en qué pueda afectarte a menos que… jiji
― ¡No me gusta nadie, Lucky! –reitero enseguida.
―Que conste que yo no dije nada, ¡tú te descubriste sola! –se rió Lucky.
―  :O ¡malvada!
― ¿Quién te gusta? –la interrogo Lucero emocionada.
―N-nadie.
― ¡Tartamudeaste! –la apunto con la mano.
―Lucky T_T
―Está bien, está bien. Pero sé que te gusta alguien. –agrego lo ultimo mas para sí misma. -¿Quién era el muchacho con el que estabas?
―Ah, es un amigo de Toma, se llama Yamashita Tomohisa. Está en mi clase.
―Oh vaya, ¿es el famoso amigo con el que Toma hizo su apuesta?
―Ese merito.
― ¿No será que él te gusta y por eso no quieres mentirle?
―Lucky, hoy amaneciste muy cruel –se quejo Carol.
―Que raro, no era así antes de conocerte, debe ser contagioso xD
― ¬_¬ Y solo para que lo sepas, no me gusta Yamashita-san, no me gusta y NO me gusta.
―Eso es bueno –musito Yamashita Tomohisa (Yamapi) detrás de ella, sorprendiendo a las chicas. –Sigue siendo fiel a Toma, ¿quieres? –le sonrió levemente.
―Un momento, ¿Qué me estas queriendo decir con eso? –se encabrito Carol.
―Oh no, esto no terminara naaaaada bien –dijo Lucky para sí misma.
―Solo que sigas siendo fiel a Toma, es todo.
―Eso es algo que no tienes que decirme, es como si me dieras una orden, ¿sabes? –decía Carol. –Como si yo fuera algún tipo de zorra que necesita que le digan que hacer.
―Yo no lo dije con esa intención, cada quien ve las cosas a su manera, si lo malinterpretaste…
―Yo no malinterprete nada, tú crees que yo soy una zorra, ¿cierto? Pues déjame decirte que yo nunca me he fijado en NINGUN hombre en mi vida… ah, ¡hasta que apareció Toma, claro! –agrego inmediatamente acordándose de que era la “novia” de Toma. –Así que… no vuelvas a…
― ¿A qué? ¿A insultarte, ordenarte, advertirte, amenazarte? ¿Qué más te hice sin querer, eh? ¿También te ofendí? ¿Algo más? –dejo un espacio para que Carol dijera algo, sin embargo, la chica no abrió la boca. -¿Sabes? Las personas como tú que arman líos por la nada, son tan molestas.

Carol se quedo con la boca abierta, sorprendida de lo que le había dicho en persona uno de sus idols favoritos, debía ser como la muerte.

―Muy gallito, ¿eh? –se metió Lucky. -¿Por qué le dices ese tipo de cosas? ¿Acaso no eres un caballero? Ja, claro que no, solo eres el típico artista mimado.
―Con permiso –declaro Yamapi retirándose del lugar antes de hacer el problema más grande.
―Es un… imbécil –al fin pudo hablar Carol.
― ¿Daijobu? –inquirió su amiga.
―Hai-hai. Solo necesito descansar un poco, creo que iré a mi dormitorio. Nos vemos luego, Lucky-senpai. –se despidió Carol de manera melancólica.

Lucky-senpai. Carol nunca usaba los sufijos japoneses a menos que estuviera lo demasiado triste o decaída para darse cuenta de que los había usado. Lucky se preocupo por ella, pero prefirió dejarla descansar un poco, era lo mejor, ya hablaría con ella una vez que estuviera descansada y con la mente despejada.
Mientras tanto, iría a hablar con Toma de lo sucedido.

.o0o.

Ikuta Toma, uno de los idols más influyentes en Japón había tomado la decisión de terminar la universidad en América y se había matriculado en una universidad privada para evitar a los paparazzis y fans; no era nada en contra de ellas, pero sería difícil estudiar si a todas horas le seguían sus chicas.

De sus compañeros, pocos le hablaban, y con la que mejor se identificaba era con Carol; una extraña chica de buen humor que siempre lo hacía reír. Junto a ella, había conocido también a Lucero, a quien todos le decían Lucky, y a su novio; Mamoru.

Todo iba bien, de maravilla, hasta que sus ojos se posaron en Carol. Y con el ingreso de Yamapi a la universidad de ellos solo empeoro las cosas. Toma sabia lo mucho que Carol admiraba a Yamapi y el solo hecho de pensar que su amigo se llevaría toda la atención de ella le hacía pensar en un plan para que Yamapi no se acercara a Carol. Y el plan había surgido de manera instantánea cuando Toma presento a Carol como su novia. Si bien había logrado poner un alto a los ojos de Yamapi para que no se fuera a fijar en Carol, la chica ahora mismo le profesaba odio puro, y eso lo hacía sentirse desesperado. Quería arreglar las cosas ya, pero no sabía cómo.

― Buck Tick –declaro Toma con una sonrisa. Buck Tick  era el grupo japonés favorito de Carol, definitivamente le regalaría su Cd especial de esa banda a ella con tal de que lo perdonara por lo que a toda prisa, tomo el disco y fue corriendo a buscar a Carol hasta su dormitorio. Abrió la puerta que por extraño que pareciese -o por un descuido de Carol- estaba abierta.

La encontró recostada, pero ella inmediatamente se levanto al verlo allí.

― ¿Qué no te enseñaron a tocar la puerta? –reclamo Carol en un tono menos severo de lo que Toma se esperaba.
― He venido a darte un obsequio. –musito enseñándole el disco de Buck Tick que tenia grabado el live clásico de Climax Together.

Los ojos de Carol se abrieron de par en par al ver tan mítico material.

― ¿Estás loco? ¿Cómo crees que me vas a regalar eso? –dijo ella entornando los ojos.
―Es para que me perdones. –se justifico con una sonrisa nerviosa.
―Toma-kun… no… ¡no seas estúpido! –le grito. – No vayas por la vida intentando arreglar tus problemas sociales regalando discos de Buck Tick. –musito con una mirada desaprobatoria.
―Solo lo haría por ti, dado que te encanta este grupo.
―No voy a aceptarlo, si yo lo tuviera, ni siquiera me atrevería a obsequiártelo ni ante la más grande de las disputas que podamos tener en nuestras vidas, lo digo enserio.
― ¿Entonces qué quieres que haga? –inquirió el muchacho con desesperación.
Ella lo miro por unos instantes sin hablar y después dijo: ―Solo deja que se me pase el coraje y no le regales ese disco a nadie en el mundo, es tuyo.
―De acuerdo. Carol, lo siento –musito antes de cruzar la puerta.

Carol vio esa mirada triste en él que nunca había visto. Se sintió horrible de dejarlo ir en ese estado, quería correr y detenerlo, decirle que olvidaran todo y fueran los amigos de siempre, pero no se atrevió, no sabría que decirle exactamente a la hora de tenerlo enfrente.

.o0o.

La tormenta no daba para más, había estado lloviendo toda la tarde y ya eran las tres. Carol esperaba con impaciencia en una banquita cerca de la salida a que la lluvia dejara de caer, no era que la lluvia le desagradara, sino que no le gustaba dormir en la universidad.

― ¿Sigues torturando tu mente asegurándote que no te gusta Tomohisa-san? –Lucky se sentó a un lado de ella con una revista y una actitud de lo más alegre.
― No me gusta ese tipo –aseguro Carol con indiferencia.
―Pero si tú me dijiste que lo amabas. –le recordó Lucky.
―Amo sus personajes, a él no ¬_¬
― Tengo un test para saber si te gusta alguien, solo responde “si” o “no”. –musito Lucky. Carol no tenía ganas de hacer eso, pero antes de que replicara, Lucky ya le estaba haciendo la primera pregunta. –Haber, ¿Discutes mucho con él?
― Es el primer día y ya siento que lo odio, ¿eso responde tu pregunta?
― Solo di “si” o “no” –pidió Lucky.
― Si.
―Ok, segunda pregunta: ¿Sientes que quieres que él te entienda?
―Sí, un poco.
―Tercera pregunta: Estando cerca de él ¿Te pones nerviosa o agresiva?
―Sip.

Enseguida, una amplia sonrisa se extendió por el rostro de Lucky.

― ¿No hay más preguntas? –inquirió Carol.
―Nop, la respuesta dice que si obtienes tres “si”… ¡Te gusta ese chico! :D
― ¡QUE! –grito Carol.
― Así que te gusto, ¿eh? –musito Yamapi a unos pasos de ellas con una actitud reprobatoria.
― Ni te creas tanto, nunca te fíes de un estúpido test. Solo son tonterías –espeto la chica de cabello recogido para después irse de allí a la velocidad de la luz mientras Lucky miraba de forma hostil a Yamapi.

El joven de cabello negro y liso no se esperaba aquella reacción en Carol, a decir verdad, esperaba la típica escena de la chica sonrojada sin poder hablar al ser descubierta por el chico que le gustaba. Carol era rara, por no decir bipolar. Al principio, cuando la conoció, se portaba de lo más amable con él y de acá a un par de clases ya le había declarado la guerra.

“Es tan molesta” pensó Yamapi.

.o0o.

Apenas iban a caminar hacia la clase de Economía cuando Yamapi les tapo el paso a Toma y Carol.

―Tengo que preguntarles algo –les dijo Yamapi. -¿Ustedes realmente son novios? –los vio con ojos entornados llenos de dudas.

Carol y Toma respondieron al unísono, pero con diferentes respuestas, Toma que “No” y Carol que “Sí”.

―Gracias, Carol –le sonrío Toma. –Perdóname por obligarte a mentir por mí. –después dirigió su vista a su amigo pelinegro. –No, no somos novios, solo somos amigos. Gomen. No quería que fueras a burlarte de mí por no haber conseguido novia, así que le pedí a Carol que mintiera.
―Viejo, ¿Cómo crees que me voy a burlar de ti? –sonrió Yamapi.
―Bueno –interrumpió Carol. –Yo los dejo para que hablen, ¿ok? –exclamo y después siguió el camino a la clase de Economía.
―Toma, te gusta Carol, ¿cierto? –Toma solo sonrió aun mas, respuesta suficiente para Yamapi. –Entonces, como tú perdiste la apuesta, yo puedo elegir a tu conquista –le recordó. –Tu conquista será… Carol. –dijo al fin.
― ¡¿NANI?! -grito Toma a todo pulmón. – ¡Es-es-espera!
―Suerte, compañero –sonrió Yamapi ampliamente mientras le palmeaba el hombro al pobre Toma dejándolo casi en shock mientras el muy inocente pelinegro retomaba su camino a la clase de economía.

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