lunes, 2 de marzo de 2015

Capítulo 4: Problemas y un chico nuevo


A la mañana siguiente, un lunes duro le esperaba a Toma y Carol. Ninguno de los dos sabía lo que pasaría cuando se encontraran por fin después de no haberse visto ni hablado en todo el fin de semana. Cuando Toma la vio entrar por la puerta general, corrió hacia ella hasta ponerse al frente.

― Carol… -dijo él pero fue interrumpido por la chica.
― Antes de que digas algo más –lo detuvo –No quiero que sufras por mi culpa, no tienes que volver a hablarme si no quieres. Por eso he decidido que ya no podemos seguir siendo amigos –musitó dejando a Toma totalmente desconcertado –Con permiso –le sonrió levemente y siguió su camino.

Toma no podía creerlo. Nunca fue su intención propiciar eso. Cerró los ojos insultándose mentalmente. ¿Cómo en un fin de semana se había arruinado todo?


La escena anterior seguía dando vueltas y vueltas en su mente mientras la profesora Akihita estaba explicando un nuevo tema de álgebra. Todos los estudiantes estaban anotando lo del pizarron a excepción de Toma. El chico estaba totalmente distraído, fuera de la realidad. Sabía que Carol se sentaba en la fila contigua a la de él, atrás, justo al lado de Yamapi. Quería voltear a verla, ¡necesitaba verla!, pero si lo hacía Yamapi podría verlo o Carol en el peor de los casos... pero... ¡quería verla!.

Con sumo nerviosismo fue girando la cabeza lentamente a su izquierda, comprobando que ella estaba muy concentrada en su cuaderno anotando los apuntes. Se quedó observándola detenidamente, su cabello recogido en una desordenada cebolla y su fleco liso, ahora no se había puesto lentes de contacto, llevaba los lentes negros estilo geek.

― ¿Pasa algo? -inquirió Yamapi, quién estaba sentado detrás de Toma.

El pelinaranja se asustó de tal manera al ser descubierto que enseguida saltó de su sitio tirando todo lo que tenía en la mesa, causando mucho ruido y que todos sus compañeros lo volteasen a ver al tiempo en que la docente Akihita lo regañaba.

― ¡Gomen, gomen! Quiero decir, lo siento mucho... –Respondía Toma sonrojado mientras levantaba sus cosas y los demás se reían de él.
― Señor Toma –le habló la profesora –Será mejor que empiece a poner atención a las clases, de lo contrario va a reprobar esta unidad por mala conducta –Y dicho esto continuó escribiendo en el pizarrón.
―  Lo lamento, no quería asustarte –se disculpó Yamapi hablando en voz baja. 

Sin que ellos se dieran cuenta, Carol alzó la mirada de su cuaderno y observó a Toma y posteriormente a Yamapi, ambos estaban anotando lo del pizarrón finalmente. 

 "Por eso he decidido que ya no podemos seguir siendo amigos", recordó Carol en su mente lo que le había dicho a Toma en la mañana cuando recién llegaban al instituto. ¿Habría sido lo correcto? ¿Había sido grosera o ruda? Las dudas no dejaban de atormentarla en clase.
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En el salón de Lucky Kunimitsu se estaban dividiendo las tareas para lo del puesto que iban a representar en el festival del Instituto Hathor & Minerva. Habían optado por montar una casa de espantos en uno de los salones de actos porque eran amplios, en un principio iban a elegir el gimnasio pero fue imposible porque la sociedad de alumnos había decidido usarlo para el baile de noche que empezaría justo al término del festival. 

A Lucky le había tocado elaborar un monstruo de un metro y medio y traer algunas cortinas negras y purpuras. A otros también les tocó llevar monstruos y telas, mientras que otros más se vestirían de personajes tétricos como Freddy Crugger, el chico de Viernes 13, Samara Morgan, entre otros elegidos. El timbre para la siguiente hora sonó y todos los alumnos se prepararon para cambiar de salón.

― ¡Hola, preciosa! -gritó Mamoru apareciendo de repente frente a Lucky. La joven al verlo sonrió ampliamente y lo abrazó con fuerza. Ambos empezaron a caminar por el pasillo abrazados.
― Mamoru, ¿qué hará tu salón para el festival? Nosotros hemos decidido la casa embrujada. El salón de Carol; nuestra pequeña hija, y Toma harán un puesto de comida, pero aún no deciden de qué.
― Pues nosotros haremos lo de siempre, ya sabes, estaremos dando pequeños conciertos y además creo que abrirán un karaoke y pista de baile en el edificio de músicos. 
― ¡Ohayo, tomodachi! –llegó Mizushima sonriente al lado de ellos. 
― Pareces muy emocionado, mi querido Hiro-chan –observó Mamoru – ¿Acaso se deberá a cierta chica que empieza con la letra A de Alex?
— ¡Siiiiii! Por ella –sonrió sonrojado y con los ojos cerrados –La invité a comer hoy.
— Eso es un gran avance, ¡Felicidades, Mizushima-san! –musitó amablemente Lucky.
— ¡Arigato, Kunimitsu-san! –le sonrió.
— ¡Hey, hey, hey, no se sonrían tanto ustedes dos! –reclamó Mamoru alejando a Lucky de Hiro.
— Ay, Mamoru, eres un celoso de lo peor –se quejó la castaña –No tienes remedio. ¡Pero aun así te quiero! –le dio un beso en la mejilla –Hay que darnos prisa si queremos ganar una mesa.
— Yo tengo ensayo, voy a almorzar hasta la siguiente hora –se disculpó Mamoru –Vayan ustedes… Y Hiro-chan… no te acerques tanto a mi Lucky –le advirtió con los ojos entrecerrados.
— ¡Entendido y anotado! –respondió sonriente.
— No te preocupes, Mizushima-san, Mamoru solo bromea, jamás ha sido celoso –le explicó Lucky mientras los dos se dirigían a la cafetería del instituto.
— ¿En verdad? Y yo que me lo estaba creyendo… Oh, Kunimitsu-san, parece que no hay mesas libres dentro –observó el pelinegro.

Efectivamente toda la cafetería estaba ocupada, por lo que optaron por comprar su almuerzo y comerlo en una de las mesas de madera que había afuera, al aire libre.

— ¡Itadakimas! –dijeron los dos al mismo tiempo y empezaron a comer.
— Buenos días –llegó Carol sentándose con ellos.
— ¡Ohayo, Carol-chan! –saludó sonriente Lucky. Carol se le quedó viendo con una ceja levantada –Lo siento, como Mamoru y Mizushima-san se la pasan hablando en japonés creo que se me ha pegado un poco.
— No importa, de todas formas te entiendo –exclamó con desgano. Estaba decaída, se le notaba en el rostro, incluso su postura estaba ligeramente abatida.
— ¿Y a ti qué te pasa? –le preguntó su amiga –Traes algo, ¿verdad, Carol?
— Ayer… Toma… bueno… Nos peleamos. Algo así.
— ¿Cómo que se pelearon? ¿Por qué? –Lucky la miró preocupada. Ella no la miraba a los ojos, tenía la vista hacia abajo.
— Ayer en el estacionamiento del instituto Toma se… se me… él se me…
— ¿Se te declaró? –Kunimitsu abrió grandes los ojos mirando fijamente a Carol.
— Sí.
— ¡POR FIN! ¡Ya era hora de que ese baka se sincerara contigo! –lucía feliz, contenta, ¿cómo no estarlo?, Toma también era su amigo y estaba feliz de que por fin pudiera expresar sus sentimientos, sin embargo, Carol estaba triste así que supuso que las cosas no habían salido para nada bien –Oh, no. ¿Y qué salió mal? –preguntó olvidando su emoción.
— Un segundo, Lucky –Carol levantó la mirada – ¿Cómo lo supiste?
— ¿El qué?
— ¿Cómo adivinaste tan rápido que Toma me confesó sus sentimientos?
— ¡Ay, Carol, serás tonta! ¿Cómo no saberlo? ¡Todo el instituto lo sabe! Todos menos tú –le sonrió cariñosamente –Eres una despistada de lo peor.
— ¿Pero cómo es que no me di cuenta? No vi ninguna señal.
— ¡Serás! –Lucky puso los ojos en blanco –Toma te dio muchas señales, miles y miles y tú nunca viste ninguna. Pero te entiendo, no se ve más allá de lo que no se quiere ver. Cuéntame qué fue lo que pasó exactamente, ¡quiero todos los detalles!
— ¿En frente de él? –se quejó viendo a Mizushima totalmente emocionado con la plática.
— Haz como que no estoy.
— ¡Solo habla, Carol! ¡Quiero saber, quiero saber, quiero saber!
— Ok, ok, ya. Ayer estábamos platicando Toma y yo, me quería decir algo pero Yamapi nos interrumpió, Toma se enfadó mucho y se fue a su camioneta, yo lo seguí. Después le dije que cuál era su problema, que lo podíamos resolver los dos, que por algo éramos amigos. Él dijo que no quería ser mi amigo sino algo más…
— ¡Kyaaa! –gritó… no, no fue Lucky, sino Hiro.
— ¡Cállate! –Lucky le dio un golpe suave en la frente y Carol continuó hablando.
— Pues me dijo eso, entonces le dije que por ahora solo podíamos ser amigos. Él se enfadó, me dijo que era una indecisa y se fue.
— ¡Lo mandaste a la friendzone! –la acusó Hiro.
— ¡Tú deja de interrumpir! –le reclamó Lucky metiéndole un sushi a la boca.
— Y no es todo, Lucky. Hoy en la mañana cuando llegamos al salón fui tan pero tan estúpida. Le dije que era mejor no ser amigos nunca más…
— ¡Carol! –se quejó Lucky levantándose de su sitio.
— ¿Hice mal? –inquirió con la voz en un hilo.
— ¿Y todavía me lo preguntas? –dijo con desesperación – ¡Pobre Toma!
— Soy una mala persona –Carol dejó caer su frente contra la mesa en señal de depresión.
— Sí que sí lo eres –la volvió a señalar Hiro.
— No te preocupes, yo te ayudaré, ya verás que al final todo se resolverá. Ahora mejor ve por su almuerzo, cuando hayas comido y estés más calmada pensarás las cosas con más claridad –le aconsejó su amiga.

Carol se levantó de la banca y fue hacia uno de los edificios de tres pisos. Cuando entró se dirigió hacia los casilleros y del suyo sacó un pequeño bento hecho por su hermano. Cerró la puertecilla del locker con fuerza y al instante alguien gritó a su lado, se trataba de Yamapi que tenía sus cuatro dedos atascados en el casillero.

— ¡Como lo siento! –se disculpó apresurándose a abrir la puertilla.
— ¡Tonta! –se quejaba el pelinegro sobando sus cuatro dedos de la mano izquierda.
— ¡Tú tienes la culpa! ¿Por qué metiste tus dedos?
— Estaba recargado, idiota –la miró con el ceño fruncido.
— Pues te invito a que te recargues en otra parte… y lejos de mí.
— Vine para preguntarte sobre Toma. Quiero saber qué le hiciste.
— No es tu asunto –cerró su casillero con el bento en mano y se dispuso a irse de allí cuando sintió que una mano la estiraba del brazo haciéndola voltear hacia Yamapi.
— Es mi asunto porque él es mi amigo, y jamás… -Yamapi con la mano libre tomó la corbatilla atada al cuello de Carol que era parte del uniforme y la estiró hacia él –Jamás lo había visto tan abatido por una chica –sus rostros estaban muy cercanos pero no era romántico, Carol quería escapar.
— Suéltame –lo empujaba con sus manos pero era inútil.
— ¡No hasta que me digas qué le hiciste a Toma!
— ¡Te ha dicho que la sueltes, bastardo! –alguien había presenciado la escena y empujó a Yamapi con fuerza, tomando a Carol de los hombros para que no se fuera con él. Yamapi cayó al piso y observó a quien lo había tirado.
— ¿No te enseñaron a respetar a las mujeres? –la voz de Mamoru no era de su característico tono alegre, desinteresado ni amable, era totalmente diferente, era grave y peligrosa. Incluso Carol lo veía con los ojos desorbitados al ver su rostro. Mamoru tenía una expresión de ira –Si no te lo enseñaron en casa, te lo voy a enseñar yo.
— M-mamoru… sempai… -lo observaba Carol asustada.
— Vete –le ordenó él, pero Carol no se movía, entonces él giró su rostro hacia ella y la observó  – ¡Vete!

Carol se estremeció y se fue corriendo de allí lo más rápido que podía rumbo al patio del instituto para encontrar a Lucky. Cuando la encontró aún estaba con Hiro platicando animadamente. Llegó respirando agitadamente por el esfuerzo y no podía hablar.

— ¿Y ahora qué te pasa? –preguntó Kunimitsu – ¿Dónde está tu bento?... ¡¿Quién te lo robó?! –gritó furiosa.
— Na… die. Espera –logró articular palabras a pesar de que su respiración era agitada al igual que su corazón –Yamapi-baka me estaba molestando… y… me jaló de la… corbata… Mamoru llegó y lo vio… y lo aventó al piso y… creo que… se van a pelear…
— ¡¿QUÉ?! –Lucky inmediatamente se levantó de su asiento – ¿Dónde están?
— Pasillo de los casilleros... por el mío.
— ¡Vamos! –gritó Lucky seguida por Hiro.
— Esperen… me –decía Carol a punto de fallecer pero igualmente corrió siguiendo a su amiga y a Hiro.
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— No te metas en lo que no te incumbe, Miyano-san. Mi problema no es contigo –decía Yamapi mientras se levantaba. Algunos estudiantes curiosos estaban viendo todo aquello.
— ¿No es conmigo? Estabas teniendo una actitud grosera con mi amiga, será mejor que te disculpes con ella.
— No voy a disculparme –lo miró fijamente. No tenía miedo.

Mamoru sonrió de medio lado con maldad, con el ceño fruncido. Apretó sus manos en puños, iba a golpearlo, no había manera de controlarse. Ese chico nuevo iba a saber quién era Miyano Mamoru.

— Te romperé la cara…
— Inténtalo, quiero verte.

Mamoru alargó un brazo y tomó a Yamapi del cuello y lo jaló con suma fuerza hacia él, Yamapi no se esperó el puño impactado de Mamoru sobre su mejilla izquierda. Trastabilló hacia atrás pero no se cayó como la vez anterior, logró detenerse contra los casilleros.

— Solo fue suerte –le advirtió Yamapi y se dejó ir sobre Mamoru, comenzando así a pelear.
— ¡Mamoru, suéltalo! –llegó Lucky corriendo. Hiro, quien iba detrás de ella los separó a la fuerza, empujándolos en direcciones contrarias. Mamoru estaba por ir otra vez hacia Yamapi pero Lucky se puso frente a él – ¡Mamoru, ya basta!

Observó la ira en los ojos de su novio, él no se enfadaba por nada, sea lo que fuera que había visto, seguramente era algo realmente malo. Mientras tanto, Hiro sostenía a Yamapi y le decía que se calmara, que la violencia no resolvía nada.

— Mamoru –llegó Carol y vio que ya todo estaba controlado y se sintió aliviada –Gracias al cielo que todos están bien.
— Miyano Mamoru –venía entrando la docente Akihita –Yamashita Tomohisa. Ambos vayan inmediatamente a la dirección, ¡andando, monos salvajes! ¡Este es un instituto de prestigio!
— ¡Él empezó! –se defendió Yamapi.
— ¡No importa quién empezó, los vi pelearse! Vamos a la dirección ya mismo, no lo volveré a repetir.
— ¿Estás más calmado? ¿Vas a estar bien? –Lucky tenía el rostro de Mamoru entre sus manos, mirándolo a los ojos.
— Sí, tranquila, estoy mejor –le aseguró seriamente, aunque ya no tan enojado como cuando lo encontró. Volteó hacia Carol – ¿Estás bien?
Carol asintió preocupada.
— Muy bien –sonrió Mamoru de medio lado –Tengo que ir a la dirección, nos vemos luego –le dijo a Lucky dándole un beso en la frente y caminando hacia Yamapi y la maestra Akihita.
— Vamos –les indicó Hiro a las chicas –No podemos hacer nada más.
Lucky caminó junto a Hiro mientras que Carol estaba por seguirlos cuando alguien le tomó el hombro y ella volteó. Era Yamapi.
— Mira lo que pasó por tu culpa –le dijo acercando su rostro al de ella – Lo único para lo que eres buena es para causarles problemas a tus amigos.
— ¡Señor Yamashita! –le gritó Aikhita.
— Ya voy –se regresó por donde vino corriendo, dejando a una pensativa Carol.

“Lo único para lo que eres buena es para causarles problemas a tus amigos”. Aquél pensamiento no dejaba de repetirse en su mente. ¿Tendría razón? Toma estaba triste por su culpa, Mamoru iba a ser castigado, Lucky y Hiro habían tenido que intervenir en una pelea. Era todo culpa suya.

— ¡Carol, apúrate! –la llamó Lucky desde el otro extremo del pasillo.

Carol caminó lentamente hacia sus amigos sin poder evitar sentirse culpable por todo lo que estaba pasándole a sus amigos.
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Toma estaba recostado en su cama escuchando música en su celular. Tenía una expresión seria en el rostro y miraba el techo blanco como si fuera la cosa más interesante del mundo. Como no tenía familia en el continente americano optaba por quedarse en las habitaciones que el instituto le asignaba a los estudiantes. Estaba cambiando de canción cuando escuchó que llamaban a su puerta.

— Yama-kun, si eres tú ya sabes que no te voy a abrir, no quiero hablar con nadie –le repitió lo de siempre cada vez que su amigo le hablaba.
— Solo vengo a despedirme –escuchó tras la puerta.
— ¿Despedirte? –levantó una ceja y se incorporó para quedarse sentado.
— Me han suspendido una semana del instituto.
— ¿Suspendido?
— ¿Quieres abrir la maldita puerta? No voy a preguntarte nada sobre esa chica.
Toma abrió la puerta encontrándose con Yamapi con una mejilla morada y algo hinchada.
— ¿Pero qué demonios te pasó?
— Un amigo tuyo me golpeó, el alto.
— ¿Mamoru?
— Ese idiota.
— ¿Pero por qué? Mamoru es una sonrisa andante, algo le has de haber hecho.
— Solo estaba platicando con tu amiguita, no le hice nada y de repente él se acercó y empezó a golpearme. Ahora los dos estamos suspendidos por una semana.
— ¿Qué le hiciste a Carol? –le preguntó mirándolo con duda.
— Ya te lo dije, no le hice nada.
Toma negó con la cabeza.
— No te creo nada.
— ¡Toma, por Kami! ¿Cómo es que la defiendes incluso ahora? Esta tipa te rompió el corazón según puedo imaginarme.
—Tú lo has dicho, me lo rompió a mí, ¡no a ti! Deja de meterte con ella, y deja de meterte también en mis problemas.
— Eres mi mejor amigo, me importa lo que te pase. Y me enoja bastante que esta tipa Carol te vea la cara y juegue contigo.
— ¡No está jugando conmigo!
— Claro que sí, no sabe lo que quiere, es una zorra…
— ¡No le digas así!
— Lo es. La he encontrado dos veces platicando con su amiga y en verdad cuando las escuché supe que esa tipa es de lo peor. Te da esperanzas, se lleva bien contigo, pero…
— ¿Pero qué? –inquirió preocupado.
— Pero la escuché decir que... le gusto.

Los ojos de Toma se abrieron de par en par mirando al pelinegro con suma sorpresa.

— Eso es lo que le escuché decir, amigo. Solo está jugando contigo. No te merece. Quería asegurarme que lo supieras antes de irme. Ibas a pedirle perdón, ¿verdad? –Toma no dijo nada pero Yamapi sabía que sí, conocía a su amigo –No se merece tener a una persona como tú, no se merece ni tu perdón ni tu amistad.

Toma apretó los labios con fuerza, intentando soportar la nueva noticia.

— Gracias por tu sinceridad, Yama-kun –le dijo con la voz ligeramente entrecortada y después sin importarle más cerró la puerta de su habitación.

Si su corazón estaba rajado por ser considerado solo un amigo para ella, ahora sí estaba completamente roto al saber que la razón era que le gustaba otra persona.
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Un nuevo día había comenzado en el Instituto Hathor & Minerva para los estudiantes. El sol estaba radiante lo que pronosticaba que sería un buen día caluroso. Las aulas se empezaban a llenar de alumnos. Las primeras cuatro horas eran materias de tronco común y las siguientes horas eran materias de especialidad según la casa que los estudiantes habían escogido.

Kunimitsu Lucky había llegado un poco tarde pero el profesor aún no llegaba. Las primeras cuatro horas las tenía junto a su novio Mamoru, pero él la había llamado ayer diciéndole que lo habían expulsado del instituto por una semana, por lo que no se verían en clases. Se sintió un poco sola en el salón pero en cuanto el profesor llegó se dijo que pondría mucha atención a las clases para que éstas se fueran volando.

— Buenos días clase –saludó el profesor de ciencias con sus gafas grandes –Quiero que le den la bienvenida a un nuevo alumno que se incorpora a nuestro instituto, por favor pasa –le indicó a quien estaba afuera y enseguida todo el alumnado volteó hacia la puerta.

Por ella pasó un joven alto y de piel tersa, su cabello era castaño y liso. Su complexión era alta y marcada. Tenía puesto parte del uniforme del instituto que consistía en pantalón negro de vestir con camisa blanca fajada, chaleco gris, corbata de rayas rojas y azules, el saco azul marino no lo traía puesto, lo llevaba colgado a su espalda con su mano.

— Por favor presentante ante tus compañeros –le pidió el docente.
— Claro –su voz varonil hizo soñar a las chicas del salón –Mi nombre es Lee Min Ho. Me interesó mucho este instituto por recomendación de varios amigos así que decidí matricularme.
— ¿Qué casa escogiste? –le preguntó una chica sonrojada.
— La casa de actores –respondió haciendo que las chicas actrices gritaran de la emoción.

El nuevo alumno las vio con fastidio pero se dio cuenta de que entre todas esas chicas había una que no lo veía con corazones en los ojos, una chica de cabello castaño que le llegaba a los hombros.

— No tenemos una silla para ti pero tengo entendido que el señor Miyano está suspendido así que por favor siéntate al lado de Kunimitsu, por favor –le dijo el maestro –Démosle un aplauso a su compañero, bienvenido.

Lee asintió y fue a sentarse junto a la chica del cabello corto.

— ¡Vamos, vamos, atiendan la clase! –las regañó el profesor –Y luego porqué reprueban, señoritas. A la próxima que voltee a ver al señor Min Ho le bajaré diez puntos. Ok, voy a pasar lista. Cullen…, Paradise…, Suilen…,
— Hola –la saludó el joven mirándola con sumo interés –Me llamo Lee.
— Sí, ya lo escuché –exclamó sin voltearlo a ver mientras hojeaba su cuaderno.
— ¿No me dirás tu nombre? –sonrió.
Lucky volteó a verlo.
— Lucero Kunimitsu, pero todos me llaman Lucky.
— ¿Kunimitsu? ¿Eres de japón? No se te nota.
— El matrimonio de mis padres es interracial. Él es japonés y mi madre es americana.
— Ya entiendo. Kunimitsu, ¿en qué casa estás registrada?
— En la de cantantes.
— Oh, lastima. Me hubiera gustado estar contigo –le sonrió –Me agradas. No pareces ser una acosadora como tus compañeras.
— No, claro que no. Además, tengo novio.
— ¿Tienes novio? –se sorprendió.
— Estás ocupando su lugar, de hecho.
— Ya veo. ¿Y por qué faltó?
— Lo suspendieron una semana.
— ¿Es un yankee*?
— Claro que no –volteó a verlo con una ligera frialdad en su mirada –La clase ya va dará inicio, será mejor que pongamos atención –le dijo y posteriormente empezó a anotar algunas cosas en su cuaderno.

“Claro que voy a poner atención, Kunimitsu…” pensó Lee, “pero a ti”.
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Notas finales:
Yankee*: Es un buscapleitos, que siempre se mete en peleas y en problemas. 

¡Hola! Tanto sin aparecerme por aquí, muchos años, creo que dos. Pero espero no dejar pasar tanto tiempo la próxima vez. 

Por favor contesta la encuesta que dejé en el blog, ¿Con quién se queda Carol? ¿Con Yamapi o con Toma?. Me parece que tendré que poner otra encuesta sobre el futuro romántico de Kunimitsu Lucky, jaja, pero será hasta que avance un poquito más la historia. 
¡Sin más me despido!

jueves, 2 de agosto de 2012

Capitulo 3: De violines y romances


La tarde lluviosa solo reflejaba los sentimientos de Toma, el cómo se sentía en esos momentos observando por la ventana de su dormitorio de la Universidad como la fría y fuerte lluvia azotaba allá afuera. Se escucharon algunos truenos fuertes. Suponía que la tormenta eléctrica tardaría mucho en quitarse, pero ¿cuál? ¿La de allá afuera o la de su corazón? ¿Qué le había dicho Carol cuando él le declaro sus sentimientos tan de repente?

―Tu mejor amigo –repitió Toma con una sonrisa triste. –Tu mejor amigo. Realmente, valoro eso pero… no lo quiero. Yo no quiero ser solo tu mejor amigo. ¿Entiendes? Quiero que seamos algo más que eso.

Una media sonrisa rota surco su rostro al recordar aquello. De repente, alguien llamo a su puerta, pero él no quería ver a nadie, así que no contesto.

― Toma, se que estas ahí. –la voz de Yamapi resonó al otro lado de la puerta.
― Vete, no quiero ver a nadie. –le contesto Toma.
― Vamos, no seas nena. –intento hacerlo enojar para ver si así salía.
― Eso no funcionara, déjame solo.

Yamapi se canso de animarlo al otro lado de la puerta y se retiro de allí. En el pasillo se topo con Lucky y no dudo en detenerla para preguntarle sobre el estado de Toma.

― ¿Tú sabes que le pasa a Toma?
― ¿Y cómo lo habría de saber yo? –refuto Lucky de mala gana, pues el tal Yamapi no era su persona favorita en el mundo.
― Pues no sé, pensé que te lo había dicho Carol ya que ella estaba hablando con él en el estacionamiento y después Toma se regreso a su dormitorio como si lo hubieran bateado mil chicas a la vez.
― ¿Me estás diciendo que Toma se le declaro a Carol?
― No lo sé, pero algo le dijo Caro a Toma para que se pusiera tan depresivo, ni siquiera quiere salir de su dormitorio.
― Ok –asintió Lucky. –Hablare con Carol, pero aun así, no creo que ella sea capaz de haberle dicho alguna cosa fea a Toma como para que se pusiera así de mal, que te quede claro.
― De acuerdo, pero de resultar que Carol sí le dijo algo hiriente, debes hacérmelo saber. –pidió Yamapi.
― ¿Cuál es tu maldito problema con Carol, eh? –se enojo Lucky. – ¿Por qué la odias?
― Yo no la odio. –negó inmediatamente.
― ¿Entonces por qué la atacas tanto, porque desconfías de ella?
― En primer lugar, yo no la ataco, ELLA es la que me ataca, y en segundo lugar, no esperes que confíe en ella si ni siquiera la conozco.
― Pues para que en un tiempo, Toma la haya considerado su mejor amiga, eso habla bien de ella un poco, ¿no crees?
―… -Yamapi solo volteo la mirada, incapaz de aceptarlo. –Puede que tengas razón.
― Ash, Carol tiene razón, eres imposible! –Lucky se fue de allí sacando humo de las orejas de lo hartante que le resultaba la actitud de Yamapi. Pero aun así, le haría caso, tenía que hablar con Carol y restregarle en la carota de Yamapi que Carol era inocente de todo cargo.

~*~

La universidad donde todo se desarrollaba, además de las materias de tronco común, tenía un extra que era la academia de artes donde los chicos se decidían por una “casa”: la de músicos, actores o cantantes.

Hiro y Mamoru estaban entrando al edificio grande y de tres pisos conocido como “la casa de los músicos”, donde estudiaban sus clases de música particulares los músicos; valga la redundancia.

Hiro traía entre sus manos un hermoso violín que Alex; la chica que había defendido del tipo llamado James, había olvidado la última vez que se vieron (hace apenas unas horas).

― Yaaay, ya quiero verla! –exclamo Hiro emocionado a más no poder, con una sonrisa de enamorado que andaba en las nubes. Mamoru al verlo así, le dio un codazo para regresarlo a la realidad.
― ¿Quieres controlarte por amor a Dios? –lo regaño Mamoru. Los chicos detuvieron a un grupo de músicos que transitaban por el recibidor del edificio. –Oigan, buscamos a una violinista llamada Alex Margera.
― Ah, sí. Se encuentra en el salón de violinistas, está en el tercer piso. –le informo con amabilidad una chica rubia.
― Gracias. –asintió Mamoru.

Tomaron el elevador (en esa escuela sí que hay lujitos, no? xD) y llegaron al segundo piso, no tardando mucho en encontrar el enorme salón de violinistas.

Hiro buscaba a Alex con la mirada, cuando de pronto, James se interpuso en su búsqueda a unos cuantos centímetros de él.

― ¿Qué hace un tipo como tú en el edificio de músicos? –le pregunto James con desprecio.
― Que te importa –le contesto sin hacerle mucho caso, buscando a Alex nuevamente cuando James se le puso en frente para impedirle el paso.
― Estas en mi territorio, chico. –le advirtió James. –Puedo sacarte de aquí en un santiamén.
― ¿Ah, sí? ¿Tú y cuantos más? –se le puso bien felón Hiro.


Cinco minutos después, Mamoru y Hiro estaban afuera de la casa de músicos, tirados en la banqueta y hechos un revoltijo, con golpes por todos lados.

― Auuuuu –se quejo Mamoru. -¿Quién iba a pensar que James tenía casi un ejército de custodios personales a su disposición? –gimió dolorosamente sobándose una costilla.
― Y para colmo me quito el violín de Alex, quien sabe si se lo devuelva ese maldito esperpento –se quejo Hiro.
― Deja tu el violín, ¡la revolcada que nos pusieron! –le grito Mamoru dándole un zape.
― ¡Mamoru! –grito Lucky preocupada quien iba caminando por la casa de los músicos con la intención de buscar a Carol (quien recordemos es música debido a que está en una banda). – ¿Pero que te paso? :O
― ¿Pues qué no está viendo, señorita? Que nos dieron la paliza de nuestra vida. –le contesto Hiro con obviedad.
― Si, ya note que los pusieron como chanclas –comento Lucky. –Pero quise decir que como se hicieron esto. –dijo refiriéndose a los golpes.
 ― ¡Pues por este, que andaba ay de enamoradito! –se quejo Mamoru visiblemente molesto con Hiro. –Sucede que Hiro defendió a una chica violinista a la que se le olvido el violín en un pasillo; no me preguntes porque lo olvido, y entonces fuimos a devolverle el tonto violín y un tipo nos declaro la guerra mundial y con su ejército…
― Ok, ok Mamoru, cálmate que me revuelves con lo rápido que hablas. –lo detuvo Lucky. – ¿Por qué no los acompaño a la enfermería y después damos la queja de lo que les han hecho?
 ― ¡Primero muerto que irme a quejar con el director como si fuera niña que le gusta ver Heidi y Sandybell! –se negó rotundamente Hiro.

― ¿Si no eres niña, entonces como conoces a Heidi y Sandybell? –Lucky lo miro con los ojos entrecerrados. Hiro prefirió hacerse el loco y junto a Mamoru y su novia, caminaron rumbo a la enfermería.

~*~

Carol se encontraba ya en su casa. Su hermano mayor había ido a recogerla. Mientras ambos comían viendo el canal de noticias, su hermano noto lo seria que se encontraba su hermana.

― ¿Te pasa algo? –pregunto.
― Nopi.
― ¿Segura? –insistió.
― ¡Una culpa me esta remordiendo hasta mi más recóndita entraña! –confeso sin poder soportarlo.
― ¿Pues a quien mataste? ¿A la de álgebra?
― No, bueno fuera. Es que tuve un… digamos, problema romántico…
― ¡Wow, mi hermana es normal! :D ¿De qué trata? ¿Tu novio te engaño con otra? ¿Se pelearon por una tontería? OMG ¿TU FUISTE LA QUE LO ENGAÑASTE? :OOO
― ¬_¬ ves mucha televisión, hermano.
― Cuéntame, cuéntame! :D estaré ansioso de ser tu psicólogo personal n_n
― Sinceramente… estas asustándome. Lo que paso fue…

Recuerdos de Carol:


―Tu mejor amigo –repitió Toma con una sonrisa triste. –Tu mejor amigo. Realmente, valoro eso pero… no lo quiero. Yo no quiero ser solo tu mejor amigo. ¿Entiendes? Quiero que seamos algo más que eso.

Carol se quedo con la boca abierta, totalmente sorprendida, con los ojos muy abiertos sin poder creer aquello que había escuchado. Su mejor amigo se le había confesado.

― Wow –exclamo Carol sorprendida. –Pues, tú sabes la respuesta. –trato de que su voz fuera suave ante lo que le iba a decir a continuación. ― No en este momento, Toma. Somos amigos ahora, estamos bien así. Después de esto, puede que no quieras volver a hablarme, pero no quiero que pase eso, eres importante en mi vida.
―Dime que tengo una posibilidad –suplico Toma.
― No lo sé. Nadie sabe lo que pasara en un futuro. Puede que sí, puede que no.
― Eres… tan indecisa, como siempre. –le reclamo con coraje y acidez, se dio la media vuelta, dejándola sola en el estacionamiento.

Carol se quedo de piedra ante lo que habían dejado escapar los labios de Toma. Jamás en su vida se imagino que su mejor amigo le fuera hablar de esa forma. Toma parecía odiarla. La chica se quedo con la boca abierta sin poder creer en nada. El verlo irse tan enojado con ella por primera vez, hizo que se le estrujara el corazón. Le había dolido.

― ¿Hermana? –pregunto el Kyle observando cómo los ojos de Carol se volvían vidriosos por la acumulación de lagrimas que no salían. -¿Quieres llorar? –pregunto preocupado por ella.
― ¡Nonononono! ¡Yo soy Carol Kane! ¡Yo nunca lloro por cursilerías! –trataba de convencerse a sí misma. Se toco la mejilla comprobando aterrorizada que tenía lágrimas en el rostro.

Su hermano; Kyle, le sonrió levemente y Carol pareció calmarse un poco cuando imito el gesto de su hermano y al final, los dos rieron ante la dramatización de Carol que juraba que no estaba llorando.

― Oye, ¿no te abras equivocado de casa? Hubieras quedado mejor en la casa de actores. –bromeo Kyle.
― Cállate. –sonrió Carol.

Definitivamente la familia Kane era bipolar.

~*~

Ruth; la enfermera, había terminado de atender a los golpeados (Mamoru y Hiro). Lucky aun seguía a un lado de su novio, en vista de que se le había bajado un poco el coraje anterior(recuerden que en el cap pasado, Mamoru hizo enojar a Lucky).


―… y te llevare al restaurant que tú quieras, y te llevare floores, maaangas… -le decía Mamoru a su novia, feliz de que lo hubiera perdonado.

Hiro miraba con desagrado y los brazos cruzados a los dos tórtolos mientras intentaba mirar o pensar en otra cosa cuando…

― Hola. –lo saludo Alex entrando por la puerta de la enfermería.
― ¿ALEX? –Exclamo Hiro emocionado. – ¿Pero qué haces aquí?
― Bueno, me entere de que los custodios de James los habían golpeado y vine corriendo para ver si estaban bien. –confeso con un poco de carmesí en sus mejillas.
― Pues ya ves que sí –sonrió Hiro abiertamente.
― ¿No te duele? –pregunto dándole un pinchazo con su dedo en un hombro.
― No TT__TT –musito él haciéndose el fuerte, aunque su hombro le doliera como los mil demonios.
― Hola –la saludo Lucky. – ¿Así que tu eres la famosa Alex Margera? n_n Hiro nos ha hablado mucho de ti n_n –musito haciendo que Alex se sonriera.
― Lucky –se quejo Hiro entre dientes. –Jejeje, no le hagas caso n//n
― Gracias por devolverme mi violín. –le agradeció Alex a Hiro. –Espero que te recuperes pronto. –musito caminando hacia la salida de la enfermería.
― Espera –la detuvo Hiro. – ¿James te dijo que yo encontré tu violín?
― Nop. Pero lo deje a propósito en el pasillo para que tú me lo devolvieras.
― :O ¿Querías volverme a ver? –inquirió Hiro.

Alex solo sonrió ampliamente en señal de afirmación y salió de la enfermería.

― Waaw Hiro, te están coqueteando ;) –le dijo Lucky animada.
― Ay por Dios –Exclamo Hiro como ido de este mundo.
― ¿Qué te pasa? –se preocupo Lucky.
― Creo que me quiero casar. –confeso Hiro en la luna y los presentes se rieron de él.

~*~


Yamapi estaba sentado en la orilla de la cama de Toma. Había conseguido que Toma le dijera todo lo que había pasado cuando estuvo hablando con Carol en el estacionamiento.

― Así que finalmente te le declaraste –se sorprendió Yamapi.
― Pero no sirvió de nada. –Dijo Toma con una cara de lo más triste. –Ella trato de ser buena conmigo y al final, termine siendo grosero con ella.
― Anímate, hombre. Solo pídele disculpas.
― La cosa es que no tengo ni cara para verla de frente. –Toma se tiro en la cama y se puso una almohada en la cara.
― No es tan malo como parece. Estoy seguro que ella te perdonara. Vamos, no pierdes nada intentándolo.

A la mañana siguiente, un lunes duro le esperaba a Toma y Carol. Ninguno de los dos sabían lo que pasaría cuando se encontraran por fin después de no haberse visto ni hablado en todo el fin de semana. Cuando Toma la vio entrar por la puerta general, corrió hacia ella hasta ponerse al frente.

― Carol… -dijo él pero fue interrumpido por la chica.
― Antes de que digas algo más. –lo detuvo. –No quiero que sufras por mi culpa, no tienes que volver a hablarme si no quieres. Por eso he decidido que ya no podemos seguir siendo amigos. –musito dejando a Toma totalmente desconcertado. –Con permiso. –le sonrió levemente y siguió su camino.

Toma no podía creerlo. Nunca fue su intención propiciar eso. Cerró los ojos insultándose mentalmente. ¿Cómo en un fin de semana se había arruinado todo?

Capitulo 2: Confesión



La tarde estaba resultando de lo más estresante para ella. Llevaba horas practicando esa maldita canción del infierno con su violín, pero solo le fallaba una nota, la cual, había estado intentando que le saliera bien desde ayer.

Le frustraba el violín, odiaba el violín, era hartante el solo tener que ver ese instrumento musical cerca de ella. Se preguntaran, ¿y entonces por que practicaba el violín si tanto le desagradaba? Fácil. Primero, porque estaba en la clase de violinistas en la universidad y segundo, porque sus padres la obligaban a tocar un instrumento clásico y de “clase”.

La mañana siguiente. El salón de violinistas se lleno inmediatamente. Alex entro en silencio en busca de que nadie la notara cuando…

― ¿Sigues sin que te salga la nota, Alex? –la molesto un muchacho alto, acompañado de dos chicas rubias.
― Estoy dando mi mayor esfuerzo –musito sin ponerles mucha atención, siguiendo su camino, sin embargo, el chico y las chicas la siguieron hasta su lugar.
― Sabes que si esa nota te llega a fallar en el concierto, te destrozare y no solo eso –decía el muchacho. –Te hare quedarte horas extras en las practicas.
― Todo saldrá bien, James –Alex volteo con él, visiblemente fastidiada. James hizo un ademan de “amor y paz” y se retiro a su lugar. La joven lanzo un suspiro de cansancio, y eso que apenas era la primera hora.

Enseguida, el timbre de inicio de clases sonó advirtiéndole que su tortura escolar apenas comenzaba.

~*~

―Hey chicos, ya basta, tranquilos – decía la profesora Márquez intentando calmar a los estudiantes del salón B-4 tras darles el aviso del festival Musical.

El festival Musical era una tradición en la universidad. Cada último viernes del mes se organizaban concursos con premio para la mejor banda, mejor solista, mejor músico y mejor actor o actriz. Se vendían todo tipo de comidas, hacían bailes y se disfrazaban de lo que querían. Sin duda, un festival muy querido en el instituto, más por los alumnos.

― Chicos –los llamaba la profesora. - ¿Tienen alguna idea de qué hacer para el festival? Recuerden que cada salón debe hacer una actividad.
― La casa embrujada! –grito uno.
― Que sea un puesto de comida! –opino Toma.
― ¿Una última opción chicos? –pregunto la profesora apuntando las ideas en el pizarrón. – ¿Ninguna? Bueno, haber, quien vota por la casa embrujada –inquirió y algunos levantaron la mano, pero fue el puesto de comida quien se llevo la mayoría de los votos. –Bien, parece que este año haremos un puesto de comida.

Carol puso los ojos en blanco, estaba aburrida haciendo rayaderos en su cuaderno mientras todos lucían entusiasmados con el festival. No era que a ella le fastidiara el festival, sino que no le gustaba hacer actividades con el salón y menos tener que cocinar.

Sin quererlo, volteo a mirar hacia el lugar de Yamapi y regreso su mirada enseguida, regañándose internamente por haber hecho eso. Toma lo noto y sonrió levemente. A su memoria acudió el recuerdo de ayer, de lo que le había dicho su amigo; Yamapi.

-Toma, te gusta Carol, ¿cierto? -Toma solo sonrió aun mas, respuesta suficiente para Yamapi. -Entonces, como tú perdiste la apuesta, yo puedo elegir a tu conquista. -Le recordó. -Tu conquista será... Carol. -dijo al fin.

-WAAAA! -Grito levantándose de su lugar, totalmente sonrojado. Sus compañeros de clase se le quedaron viendo con ojos desorbitados por su "excéntrico" comportamiento. -Lo siento, lo siento... -dijo avergonzado, volviendo a sentarse dejando a sus compañeros con cara de What a hell?!

~*~

Lucky estaba a la mitad de una aburrida clase de química avanzada. Trataba de ponerle atención a la vieja profesora pero de plano la señora explicaba con ganas de dormir a los alumnos. Su vista de repente viajo a la ventana donde vio a Mamoru haciéndole señas de que saliera un momento. Lucky negó con la cabeza, pero Mamoru seguía insistiendo, probablemente se trataba de algo importante.

Aprovechando que la profesora de química estaba concentrada en el pizarrón y nunca volteaba a ver a los alumnos, Lucky salió sigilosamente del salón de clases.

― ¿Qué es tan importante que no pueda esperar al termino de la hora? –pregunto Lucky ofuscada y un poco enojada.
― Es que bueno, tu sabes, ya se acerca el festival de Música y…
“Sí, siiiiii, me propondrá que hagamos un dueto!” pensaba Lucky para sus adentros totalmente emocionada.
―… pues –decía Mamoru nervioso –No sé si cantar “Discovery” o “Hikari, hikaru” ¿Tu qué piensas? :D
Imagínense la cara de Lucky en esos momentos xD Primero se quedo congelada como un iceberg, luego sintió que se secaba casi convirtiéndose en una estatua a punto de desmayarse para después sentir que se quemaba por dentro de la furia. Yo no sé ustedes… pero yo no quisiera ser Mamoru en esos momentos.
― Estas… estas… ¡¿ESTAS QUERIENDOME DECIR QUE PARA ESO ME SACASTE DE CLASE?! –grito la joven haciendo que los de su salón y la maestra la vieran asustados por la ventana, esta ultima preguntándose como su alumna se había teletransportado. xD
― Sip xP –respondió avergonzado.
― HUSHH!! –Dijo Lucky, dio media vuelta y se fue caminando por el pasillo dejando a un confundido Mamoru.
― ¿Y ahora que hice? :C –se pregunto Mamoru confundido.
―Mujeres, quien las entiende, verdad? –musito un chico a un lado de él. Mamoru volteo y…
― ¡HIRO-CHAN! –Grito asustado a punto de que se le saliera el espíritu. - ¿Pero qué haces aquí?
― ¿Pues a qué se viene a la universidad? –contesto Hiro con otra pregunta. –A estudiar, creo yo, ¿cierto?
― ¿Y en qué casa te matriculaste?
― En la de actores.
― Sera muy divertido tenerte aquí –le sonrió Mamoru.

Por un lado de ellos venia caminando una chica delgada con un violín en su mano. Por ahí mismo también transitaba un pelinegro; James, que iba tras la chica del violín; Alex. Cuando llego hasta ella, la sujeto del brazo y la estiro para que lo viera.

― Vuelve a la clase, Alex –le dijo con una expresión furiosa.
― ¿Para qué? Tu mismo has dicho que soy un asco con el violín…
― Oye, no estás siendo muy amable –se acerco un joven moreno para defender a Alex.
― No te metas –refuto James a punto de llevarse a Alex del brazo cuando sintió un fuerte dolor en su quijada. Hiro le había dado un buen derechazo en la quijada. James soltó a la chica y se llevo una mano a la boca, comprobando que le había salido sangre.
― ¿Estas bien? –le pregunto Hiro a Alex, quien solo asintió con la cabeza. Apenas iba a decirle un gracias cuando James se abalanzo hacia él.
― ¡James, basta, no seas ridículo! –grito Alex viendo como los dos se peleaban a golpes.

Enseguida, Mamoru intervino para separarlos y lo logro.

― Te metiste en el terreno equivocado, chico –lo apunto James con el dedo totalmente furioso. Dio media vuelta para irse pero al pasar por un lado de Alex, le tiro el violín al suelo de un manotazo.

Sin importarle el violín, Alex fue a donde su defensor.

― ¿Te encuentras bien? –pregunto viendo que un hilillo de sangre salía por la boca del joven.
―No te preocupes, estoy bien –le sonrió con amabilidad. Alex sintió que de repente su corazón latía más rápido de lo normal. – ¿Cómo te llamas?
―Alex Margera –respondió.
―Yo soy Hiro Mizushima.
―Gracias por defenderme, Hiro. –le agradeció.
―No fue nada.
― Debería acompañarte a enfermería. –se preocupo Alex.
― ¿Qué? ¿Por esto? –sonrió señalando su boca con un poco de sangre. –No te preocupes, no es nada, en realidad, él golpea como una niña.
Alex sonrió al escuchar eso.
―Ten esto –le dijo Alex sacando un pañuelo de su saco negó, entregándoselo a Hiro. Después se despidió de él de forma sencilla y continuo su camino por el pasillo.

Hiro se quedo mirando por donde Alex se había ido sin percatarse de que Mamoru seguía allí, quien lanzo una risita burlona.

― ¿Qué? –inquirió Hiro sin saber por qué se reía.
― Amor a primera vista –canturreo Mamoru sonriente.
― ¿Qué? Claro que no –negó Hiro.
― ¿Qué no? Jaja si estabas todo ido de este mundo! xD y ella jaja hasta olvido su violín en el piso –señalo el violín café que yacía a unos pasos de ellos.

Hiro se sorprendió de no haberlo notado. Camino hacia el violín y lo levanto.

“Así que es violinista” pensó Hiro en su fuero interno.

―Al parecer tu novia pertenece a la casa de los músicos –dijo Mamoru viendo el violín.
Hiro sonrió de repente. Ahora con el violín en sus manos tenia la excusa perfecta para volver a verla.

~*~

La última hora de clases acabo por ese día. Los estudiantes del aula B-4 salían del salón con tranquilidad. Aun faltaba un poco para el festival, era lunes, así que había tiempo suficiente para organizar lo del puesto de comida.

Carol cerró el cuaderno de esa clase y se levanto con la intención de irse cuando su amigo Toma se puso frente a ella.

― Te invito a comer en la cafetería –sonrió el joven con amabilidad.
―Lo siento, tengo ensayo con mi banda, por lo del festival, ya sabes. –sonrió.
― Así que participaran en el concurso de la mejor banda. –dedujo.
―Sips. ¿Y tú? ¿Entraras a la competencia de mejor actor?
― Ehh, pues todavía no se…
―Deberías, seguro ganarías.
―Bueno, eso si Yamapi no decide concursar –musito Toma viendo a su amigo Yamapi que aun estaba sentado en su lugar, viéndolos con desdén.
―Ha-ha, buena esa Toma, él no tiene oportunidad con alguien como tu –musito Carol adrede y con voz alta para que Yamapi la escuchara. Sin embargo, aquello no surtió efecto en el joven, pues siguió leyendo el libro que tenía en sus manos.
― No me adules tanto –se avergonzó Toma –Mira que me lo voy a creer n//n ¿Eh? ¿Carol? –pregunto buscando a la chica por todos lados, pero ella ya se había ido.
Yamapi se le quedo viendo a Toma con decepción.
― La traigo muerta ;) –presumió Toma.
―Uyyy si, se nota –exclamo Yamapi con sumo sarcasmo. Se levanto de su lugar y fue hasta Toma. –Amigo, si de verdad quieres que te haga caso, empieza por invitarla a salir.
― La invite a comer –se defendió Toma.
― ¿A comer? Pff, eso es de ñoños. Invítala a cenar, eso sí es mas especial, o porque no van… no sé, a una disco…
―A ella no le gustan ese tipo de lugares –declaro Toma.
―Entonces recurre a lo extremo: coquetéale descaradamente ;D
― ¿EHHHHHHHHHH? ¡¿Te volviste loco?! X@ ¿Cómo crees que yo voy a hacer eso? Además, imagínate, si Lucky se llega a enterar, ¡me castra!
― ¬_¬ no creo que haga eso
―Eso díselo a la navaja que siempre carga :S
―Al menos inténtalo –le recomendó Yamapi.
―Está bien, pero lo hare de manera tranquila.
―Solo no lo arruines -.-

Toma se fue corriendo del salón de clases para alcanzar a Carol dejando a Yamapi solo. El joven de apariencia seria volvió a su lugar con la intención de seguir leyendo el libro cuando vio que Carol entro.

― ¿Y Toma? –pregunto Carol al lector quien no le contesto, enfrascado en su lectura. –Oye, te he preguntado por Toma.
―No respondo si no me llaman por mi nombre –dijo Yamapi sin verla.

Carol puso los ojos en blanco, como la fastidiaba ese chico.

Yamapi no escucho más ruido y volteo viendo que ella ya se había ido. Dirigió su vista al libro y volteo de reojo a su lado y se llevo el susto de su vida cuando vio a Carol ahí.

― ¿C-como llegaste ahí tan de repente? –pregunto con el alma en un hilo.
―Aquí estaba –se justifico haciendo cara de inocente. –No me acuerdo en que momento nos empezamos a llevar tan mal. –dijo ella.
―Pues, creo que yo tampoco –sonrio de medio lado. Enseguida, Carol lanzo una risita seguida por Yamapi. –Toma fue a buscarte, posiblemente fue a donde tu banda ensaya.
―Gracias, ¿vez? No te cuesta nada ser amable –exclamo Carol empezando a caminar hacia la salida cuando Yamapi le hablo.
―Oye, ¿a ti te gusta Toma?

La pregunta la tomo desprevenida que tardo un poco en contestar.

―Lo quiero como amigo si a eso te refieres.
―Oh –asintió y dejo que Carol se fuera. –Diablos, solo lo quiere como amigo, tendré que darle una mano a 
Toma. –musito Yamapi para sí mismo.

~*~

Carol iba tranquilamente transitando por uno de los tantos pasillos de la universidad cuando de pronto, escucho un correteo detrás suyo acompañado de una voz melosa.

― Hija de mis entrañas!!!!!!!!!! –la abrazaba Mamoru al borde de las lagrimas. –Tu madre me odia y no sé por qué!! XC
― ¿Pues qué le hiciste? O.o
―Si lo supiera no estaría preguntándote L
―Cierto ._. haber, ¿Qué fue lo último que le dijiste? ¡CRISTO PODER! ¡ES HIRO MIZUSHIMA! -:O –grito Carol cuando Hiro se acerco a Mamoru.
―Ah, sí, es amigo mío. Hiro, te presento a mi hija; Carol…
― ¿Hija? O.O ¿Qué ella no es de tu edad?
― No soy tan vieja ¬¬ -exclamo Carol.
―Lucky y yo la adoptamos hace 3 años :3 es nuestro orgullo TwT
― ¬_¬ bueno, ya que me humillaste lo suficiente frente a una celebridad, me voy –musito Carol.
― Nononono –negó Mamoru deteniéndola. –Tienes que ayudarme con Lucky.
―Tengo ensayo, pero te prometo que en cuanto termine hablo con ella, ¿sí?
―Pero…
―Adiós –dijo Carol corriendo lejos de él. –Con un demonio, ¿Por qué se porta así conmigo? Ni que fuera su hija de verdad…
―Carol –la detuvo Toma con platillos de comida en las manos y una cara sonriente que le decía “no me dirás que no desgraciada”. Carol no se atrevió a decirle que no y se sentó a comer con él en los escalones de la entrada. La joven comía un poco deprisa mientras Toma le contaba algunas tonterías.
―Parece que tienes mucha hambre –la vio Toma.
―No es que tenga hambre, es que tengo prisa. Si llego tarde al ensayo… ou, eso fue grosero, cierto? –se preocupo Carol. Toma le sonrió tratando de decir que todo estaba bien, pero Carol supo identificar esa sonrisa fingida. “Serás estúpida” pensó Carol en su fuero interno.
―Carol, ¿ya tienes acompañante para el baile? –inquirió Toma tratando de llevar la conversación por otro rumbo y olvidar el anterior comentario.
―No, no pienso ir, odio los bailes porque tengo dos pies izquierdos.
―Ah, pues, si quieres yo te enseño a bailar J
―Este… gracias, pero realmente no me gustaría venir al baile –sonrió nerviosa.
―Solo por esta vez –suplico Toma.
―Realmente no me gusta.
―Bueno, entonces te invito a cenar J
― ¿A cenar? :D ok, ¿Qué hará tu mama? J
―No a mi casa ¬¬ a un restaurant J solos, sooolooos.
―Como amigos, ¿verdad? J

Toma tuvo que hacer unas cuantas respiraciones profundas para no golpear a Carol, y es que eso sí que era hacerse la difícil, ella era imposible y hasta despistada.

―Toma, te vez enojado –lo observo Carol.
―Ok, te lo diré aquí y ahora –Toma se armo de valentía, ya estaba harto de irse por las ramas desde que había iniciado el semestre, por todos los cielos que se lo diría ahora right now! –Lo que quiero decir es que…
―Toma –llego Yamapi.
―KUSOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!! (Maldiciooooon*) –grito Toma enojado asustando a Yamapi y Carol. –Tú –se dirigió a Yamapi –En tu casa te deben decir el oportuno! Y tu –esta vez se dirigió a Carol –Eres… eres… -Su boca no pudo articular una ofensa sobre ella. Su coraje se convirtió en dolor, todo aquello por no poder expresarse, desesperado por ser considerado “el mejor amigo”. Su mirada reflejo tristeza. Antes de decir algo mas o que ellos le dijeran algo, se dio media vuelta bajando las escaleras a toda prisa con la intención de dirigirse a su camioneta y manejar a toda velocidad.

Con coraje, abrió la puerta de su camioneta violentamente y antes de que se metiera, alguien cerro la puerta de una patada.

― ¿Qué crees que haces? No vas a conducir así, no en ese estado! –exclamo Carol visiblemente preocupada por el.
―Ahora no quiero hablar. –intento abrir la puerta pero Carol se puso frente a él.
― ¿Qué es lo que querías decirme? Si es eso por lo que te fuiste así de enojado, entonces dime tu problema, resolvámoslo aquí y ahora, para eso somos amigos, ¿no?
― ¿Amigos?
―Sí, amigos, se que a veces actuó como si no me importara nada o hasta grosera o hasta despistada y cruel contigo, pero Toma, me preocupas, eres mi mejor amigo. –confeso con sinceridad, mirándolo a los ojos.
―Tu mejor amigo –repitió Toma con una sonrisa triste. –Tu mejor amigo. Realmente, valoro eso pero… no lo quiero. Yo no quiero ser solo tu mejor amigo. ¿Entiendes? Quiero que seamos algo más que eso.

Carol se quedo con la boca abierta, totalmente sorprendida, con los ojos muy abiertos sin poder creer aquello que había escuchado. Su mejor amigo se le había confesado.

Capitulo 1: La apuesta


Capitulo 1: La apuesta

El insistente reloj en forma de mano que estaba en la mesita de luz sonaba como los mil demonios para los oídos de Carol Kane quien -como la gran mayoría de las personas… nah, todos- no le gustaba levantarse temprano.

Después de medio minuto se molesto y decidió impactar el reloj contra la pared cercana y volvió a acomodarse para seguir durmiendo pero en eso, las cobijas se deslizaron rápidamente por su cuerpo haciendo que ella sintiera un frio glacial.

―Ya levántate, floja –la reprendió la voz adulta de su hermano mayor; su semi-padre. –Se te hará tarde… ¡CAROL! –le grito.
―Ya voy, ya voy –se quejo somnolienta y se levanto. –Ah como jo… robas –completo antes de decir una mala palabra al tiempo en que lanzaba un enorme bostezo, como si no hubiera dormido en años.

Minutos después se hallaba devorando un bol lleno de su cereal favorito en la cocina de su casa, sentada en un banco sin respaldo junto a su hermano medico.

―Escuche que hoy tendrás un nuevo compañero de Japón en tu salón –le dijo Kyle intentando armar una 
conversación matutina con su hermana.
―Pues que chismoso eres, ¿Cómo te enteraste? –hablo con el cereal en la boca.
―No hagas eso –la regaño. –Me dijo tu maestra de algebra ayer que fui para ver lo de tus calificaciones.
―Solo es un maldito examen, lo pasare en regularización.-exclamo con indiferencia.
― ¿Qué clase de conformista eres tú? –dijo Kyle viéndola con los ojos entrecerrados y una expresión incrédula. –Ni pienses en reprobar un solo examen más, ¿me oyó bien, señorita?

―Ya acabe, ¿me llevas a la escuela? –inquirió sonriente, ignorando el comentario anterior de su hermano.
―Universidad, Carol, universidad –le recalco su hermano.
―Si, lo que sea. –musito tomando su mochila verde y colgándosela en el hombro.

En el camino, la joven de ojos café oscuro disfrutaba del paisaje que tenía el camino para llegar a la universidad privada, era una carretera de solo dos carriles y que alrededor solo había un bosque de arboles verdes y llamativos.

― ¿Hoy no llevas lentes? –le pregunto Kyle mirándola de reojo.
―Traigo lentillas. –informo viendo las nubes que se apelmazaban en el cielo. -¿Lloverá hoy, hermano?
―Hay probabilidades de tormenta eléctrica. Si cuando salgas hay mal clima no iré por ti, así que te quedas en tu dormitorio, ¿si?
―De acuerdo. –asintió a regañadientes, no le gustaban los dormitorios de la institución.

Llegaron a la universidad. Kyle aparco la camioneta cerca de la entrada principal y Carol bajo enseguida. La joven subió las escaleras hasta entrar por la gran puerta principal de la universidad privada.

“Así que un compañero nuevo” pensaba la joven mientras caminaba por uno de los tantos pasillos bulliciosos y llenos de estudiantes del instituto que alguno que otro chocaba con ella por accidente mientras llegaba a su aula correspondiente.

Llego a su salón de clases donde su mejor amigo ya la esperaba. Al parecer como siempre, ellos eran los primeros en llegar.

―Hola, Toma –saludo la chica.
―Carol –sonrió el muchacho alto. Toma era un joven alto y desgarbado, su piel era apiñonada y su cabello liso era de color rojizo claro. Esa mañana traía unos lentes enmarcados a pesar de no tener necesidad de usar lentes, sino lo hacía por moda.
―Requiero que me pases la tarea de algebra, no la hice porque no tuve tiempo. –le pidió la joven mientras 
tomaba asiento en su lugar, a un lado de Toma.
― ¿No tuviste tiempo o no supiste hacerla? –la miro con duda.
―De acuerdo, me atrapaste. –suspiro. –No le puse atención a la maestra ayer.
―Así menos vas a pasar algebra, niña –la regaño con dulzura. –Si quieres yo te explico.
―Pero no hay tiempo…
―Descuida, el prefecto vino y dijo que la profesora no vendrá hoy por incapacidad, parece que se enfermo.
― ¿Es enserio? Agh y yo que me levante temprano –se quejo con rabia.
―Bueno, tenemos una hora para que aprendas lo que no aprendiste en toda la semana.
―Eso es cruel, Toma.
―Lo siento –sonrió y le dio un beso en la frente. –Sabes que te quiero.

Carol le sonrió a duras penas y se volteo para acomodarse en su lugar y sacar su cuaderno. Siempre se preguntaba por qué Toma le decía ese tipo de cosas a ella, suponía que la apreciaba mucho como amiga, pero ella nunca sabia como contestarle esas muestras de afecto, y vamos, lo afectuoso a ella no se le daba ni en 0.00000000000001.

― ¿Sabes que llegara un estudiante nuevo a nuestra clase? –le pregunto Carol a Toma tratando de olvidar el 
último comentario de su amigo.
―Si, de hecho es un amigo mío –musito perdiendo un poco su sonrisa. –Creo que lo conoces.
― ¿Es Yuu? –intento.
―No
― ¿Hiro-san?
―No.
― ¡ay, dime! ¡No seas malo! –suplico.
―Jeje, no, mejor  que sea sorpresa.
― ¡Maldito!

Toma le explico los problemas de ese día y después se enteraron de que la siguiente hora también era libre dado que la profesora había tenido un fuerte problema familiar. Eso ya era el colmo. ¡Dos horas libres!

Carol buscaba escapar de Toma un momento, puesto que de seguro la invitaría a desayunar junto a él o algo así y ella no tenía hambre y mucho menos tenía ganas de hacerle el feo por lo que enseguida se salió del salón casi corriendo luego del aviso del prefecto.

Salió afuera de la universidad y decidió leer un buen libro bajo la sombra de su árbol favorito que se encontraba en el jardín grande que tenía algunas pendientes, pero no vio venir al chico de la patineta que por esquivarla termino aventándola y Carol fue rodando por la pendiente en un acto de lo más dramático y de pasada sintió que se llevo a alguien de encuentro. Cuando termino aquella excesiva caída, se incorporo a la mitad avergonzada.

― ¡Lo siento! –se disculpo con el muchacho que había atropellado y que estaba tirado junto a ella. El muchacho de cabello liso y negro la miro confundido, posiblemente por el golpazo que se había dado. –Ah??? Pero si tú eres… ¡Yamashita Tomohisa-san! –musito sorprendida. – ¡Ay por Dios! Casi mato a una celebridad –musito ahora preocupada.

Yamapi que hasta ese momento lucia serio, sonrió al ver a la chica preocupada llena de ramitas y hojitas que había recopilado del césped verde. De repente él lanzo una risita pequeña.

― ¿Qué? –pregunto Carol sin saber porque se reía.
―Tienes hojitas en el cabello. –sonrió el joven y empezó a ayudarle a quitarse las hojitas y ramitas.
―Como lo siento –decía Carol.
―Soy nuevo en la universidad, ¿me harías el favor de decirme donde está el salón B-4? –pregunto el muchacho con cortesía mientras se levantaban.
― ¿C-como? ¿B-4? El B-4 es mi salón de clases.
― ¿Majide? ¡Entonces estas con Toma! –exclamo sorprendido y de buen humor.
―Si, así es –sonrió ante tal coincidencia. -¿Quieres que te lleve al salón?
―Si no es molestia…
―Ninguna n_n vamos.

De nuevo, Carol subió los escalones hasta la entrada y camino por los pasillos esta vez libres de la congestión de gente de la mañana y dio algunos giros hasta llegar al aula donde solo estaba Toma escribiendo en una libreta. El muchacho de cabello castaño claro; Toma, sonrió ampliamente al ver llegar a su amigo de años; Yamapi.

―Hombre, siglos de no verte –sonrió Toma levantándose de su lugar para saludar a Yamapi. Enseguida se dieron un abrazo amistoso. Carol no quería interrumpirles el momento por lo que poco a poco se iba haciendo para atrás e irse por la puerta. Cuando estaba a un paso de salir…

―Carol –la llamo Toma inmediatamente y fue hasta ella para jalarla suavemente de la mano y llevarla frente a Yamapi. –Te presento a Carol, mi novia –sonrió Toma.
―Hola… ¿que? –exclamo Carol y volteo a ver a su amigo quien le miro con suplica. –Gusto en conocerte 
formalmente, Tomohisa-san –le tendió la mano para saludarlo.
― ¿Así que tu eres la novia de Toma? –Sonrió -¿Por qué no me lo dijiste antes? Tropecé con ella esta mañana, Toma. –le dijo Yamapi.
―Yo diría más bien que te arrolle –corrigió Carol mientras Toma los miraba sin entender a lo que se referían.
―Es que cayó por la pendiente y me llevo de encuentro –musito Yamapi.
― ¿Enserio? –inquirió Toma sorprendido. -¿Y te encuentras bien? –le pregunto a Carol.
―Sí, sí, nada de que preocuparse.
― ¿Señor Yamashita? –llego el prefecto hasta ellos. –Vengo siguiéndolo todo el camino para guiarlo a la dirección, primero tiene que ir allí.
―Oh, lo siento mucho, no lo vi –se disculpo Yamapi.

El prefecto viejo se llevo a Yamapi rumbo a la dirección dejando solos a Toma y Carol.

― ¡¿Novios?! –grito Carol dándole una palmada en el brazo a su amigo.
―Auu. –se quejo sobándose el brazo. -¿Qué querías que hiciera?
―Todo menos involucrarme. ¿Sabes en lo que me has metido
―Vamos, ser mi novia no es tan malo. –la convencía.
― ¡No soy tu novia! –le reitero. –Y más vale que no me vayas a pedir favorcitos.
―En verdad perdóname. No tenía opción, Yamapi y yo apostamos que si no me conseguía una novia, él elegiría mi conquista.
― ¿Y en todos estos meses no pudiste conseguirte una novia real? –lo regaño.
―Es que… se me olvido. –declaro con vergüenza y la voz en un hilito.
― ¿Se te olvido? –lo miro con ojos entrecerrados. -¡No tienes vergüenza!
― ¿Estas muy enojada?
¡SI! ¡Y mucho! – contesto caminando fuera del salón a pasos de ogro y con una peligrosa aura negra que decía “si te me acercas no vives para contarlo”.

En verdad que la idea no le había hecho gracia en lo más mínimo. Toma se sintió mal al ver la manera en que su amiga había reaccionado, no era para tanto, ¿o sí? A menos que… a menos que le interesara alguien, algún espécimen raro de su salón de clases, o de la entera universidad, las posibilidades eran infinitas. Sin embargo, de algo estaba seguro, a Carol debía gustarle alguien para que hubiera reaccionado de esa forma. De todas formas, él quedaba a un lado, ella siempre lo vería como un amigo, solo un maldito amigo, vaya cliché.

La chica de cabello recogido forever se sentó de mala gana en una banca de madera y cruzo los brazos en señal de no estar en el mejor humor humano.
― ¿What´s up? ¿Por qué esa cara? –le pregunto una chica de cabello cortito que  había llegado a sentarse junto a ella.
―Agh, Lucky, no sabes lo que me hizo Toma –se quejo con dramatismo, raro en ella (sarcasmo).
―Pues es obvio que no sé, ni que te leyera la mente.
― ¬¬ Okok, ya entendí. Lo que pasa es que… ¡le mintió a un amigo suyo!
― ¿Y eso a ti qué?
― ¡Que le mintió diciéndole que yo era su novia!
―Bueno, es que él te quiere.
―Ya sé que somos amigos, pero eso es pasarse de confianza. Y no es que me preocupe conservar mi status de soltera, pero tampoco quiero que me reconozcan por tener novio, puede que al final nos descubran y quedemos como unos mentirosos.
―Carol, deja de ahogarte en un vaso de agua, ¿quieres? No es para tanto, considéralo un favor para Toma. Y con respecto a lo que te dije de que él te quería, yo me refería a…
― ¡Carol! –llegaba Toma por el pasillo.
―No me hables ahora, a la última persona que quiero ver en este momento es a ti –musito levantándose rápidamente para irse de allí.
Toma se sentó en la banca junto a Lucero, visiblemente derrotado.
―Me odia. –concreto el muchacho.
―No te odia –sonrió su compañera de clase. –Deja que se le pase el coraje y vendrá a pedirte disculpas por cómo se porto. Ya sabes lo drama que es Carol.
―Gracias, Lucky, pero nunca la había visto tan enojada.
―Intente decirle que tú la querías más que un amigo.
― ¿EH? –se asusto el joven. – ¿Y qué te dijo?
―Bueno, ella lo interpreto de otra manera. Sigue creyendo que la quieres como un amigo.
―Ohayo –saludo un sonriente Mamoru; el novio de Lucky.
―Ohayo, Mamoru-kun. –le saludo Toma.
― ¿Y a ti que te pasa? Nunca me habías saludado con tanta efusión –exclamo con sarcasmo.
―Si me disculpan –se levanto Toma. –Iré a quitarme la depresión con helado de vainilla, conpermiso.
―No entendí absolutamente nada –le dijo Mamoru a Lucky.
―Es que Carol se peleo con Toma por primera vez, el pobre anda que no lo calienta ni el sol.
― ¿Tanto así? O.O ¿Pues que le hizo Toma? –Mamoru se sentó junto a su novia; la sagaz Lucky, mientras ella le platicaba todo el drama que se había desarrollado esa mañana entre Toma, Carol y Yamapi. – ¡Oh por Dios! ¿Un triangulo amoroso? ¡Que emoción! ¡Nyann!
―Mamoru –lo regaño Lucky.

.o0o.

Las clases matutinas continuaron sin problemas después de la tercer hora. Hora que fue un suplicio para Toma, hora en que Carol se la paso rompiendo los papelitos de disculpa por parte de su amigo, hora en que Yamapi veía a aquellos dos confundido, ¿no se suponía que eran novios?

―Toma, ¿Qué le sucede a tu novia? –le pregunto Yamapi mientras estaban en los 10 minutos de descanso que daban por cada clase. -¿Se pelearon?
―Algo así –contesto Toma desganado. –Pero no es nada de cuidado –sonrió un poco para mostrarse convincente.
―Oye, como tú cumpliste la apuesta, creo que debo pagarte, ¿no?
― ¿Los 300 dlls?, olvídalo amigo, no tiene caso.
― ¿Are you sure?
―Sí, sí, no matter.
―Te vez raro –lo miro Yamapi, pero no pudo decirle nada más cuando entro la profesora de la clase que seguía.

Cuando las labores estudiantiles terminaron, muchos de los estudiantes prefirieron no regresar a casa y quedarse en sus dormitorios, pues afuera del instituto el clima era terrible, una fuerte tormenta eléctrica se había dado el lujo de aparecer unos minutos antes de la hora de salida de algunos grupos.

―Carol –la había alcanzado Yamapi en el pasillo. –Hola. –la saludo con una sonrisa encantadora.
―Hola.
―Me parece que te has peleado con Toma.
―…esto –ella no tenía la mínima idea de qué contestar. Por un lado, estaba su amigo, Toma siempre la ayudaba con los estudios y éste sería el primer favor que le hiciera ella, pero por otro lado, quería decirle la verdad a Yamapi, solo que… ¿por qué?
―Carol, ¿me acompañas a comer? –pregunto Lucky apareciendo como el hada madrina de la pobre chica en apuros.
―Tengo que irme, nos vemos –se despidió con una sonrisa y se dirigió a su amiga. –No sabes de la que me has salvado. –lanzo un suspiro de alivio.
― ¿Sigues con el drama de “novia”?  No veo en qué pueda afectarte a menos que… jiji
― ¡No me gusta nadie, Lucky! –reitero enseguida.
―Que conste que yo no dije nada, ¡tú te descubriste sola! –se rió Lucky.
―  :O ¡malvada!
― ¿Quién te gusta? –la interrogo Lucero emocionada.
―N-nadie.
― ¡Tartamudeaste! –la apunto con la mano.
―Lucky T_T
―Está bien, está bien. Pero sé que te gusta alguien. –agrego lo ultimo mas para sí misma. -¿Quién era el muchacho con el que estabas?
―Ah, es un amigo de Toma, se llama Yamashita Tomohisa. Está en mi clase.
―Oh vaya, ¿es el famoso amigo con el que Toma hizo su apuesta?
―Ese merito.
― ¿No será que él te gusta y por eso no quieres mentirle?
―Lucky, hoy amaneciste muy cruel –se quejo Carol.
―Que raro, no era así antes de conocerte, debe ser contagioso xD
― ¬_¬ Y solo para que lo sepas, no me gusta Yamashita-san, no me gusta y NO me gusta.
―Eso es bueno –musito Yamashita Tomohisa (Yamapi) detrás de ella, sorprendiendo a las chicas. –Sigue siendo fiel a Toma, ¿quieres? –le sonrió levemente.
―Un momento, ¿Qué me estas queriendo decir con eso? –se encabrito Carol.
―Oh no, esto no terminara naaaaada bien –dijo Lucky para sí misma.
―Solo que sigas siendo fiel a Toma, es todo.
―Eso es algo que no tienes que decirme, es como si me dieras una orden, ¿sabes? –decía Carol. –Como si yo fuera algún tipo de zorra que necesita que le digan que hacer.
―Yo no lo dije con esa intención, cada quien ve las cosas a su manera, si lo malinterpretaste…
―Yo no malinterprete nada, tú crees que yo soy una zorra, ¿cierto? Pues déjame decirte que yo nunca me he fijado en NINGUN hombre en mi vida… ah, ¡hasta que apareció Toma, claro! –agrego inmediatamente acordándose de que era la “novia” de Toma. –Así que… no vuelvas a…
― ¿A qué? ¿A insultarte, ordenarte, advertirte, amenazarte? ¿Qué más te hice sin querer, eh? ¿También te ofendí? ¿Algo más? –dejo un espacio para que Carol dijera algo, sin embargo, la chica no abrió la boca. -¿Sabes? Las personas como tú que arman líos por la nada, son tan molestas.

Carol se quedo con la boca abierta, sorprendida de lo que le había dicho en persona uno de sus idols favoritos, debía ser como la muerte.

―Muy gallito, ¿eh? –se metió Lucky. -¿Por qué le dices ese tipo de cosas? ¿Acaso no eres un caballero? Ja, claro que no, solo eres el típico artista mimado.
―Con permiso –declaro Yamapi retirándose del lugar antes de hacer el problema más grande.
―Es un… imbécil –al fin pudo hablar Carol.
― ¿Daijobu? –inquirió su amiga.
―Hai-hai. Solo necesito descansar un poco, creo que iré a mi dormitorio. Nos vemos luego, Lucky-senpai. –se despidió Carol de manera melancólica.

Lucky-senpai. Carol nunca usaba los sufijos japoneses a menos que estuviera lo demasiado triste o decaída para darse cuenta de que los había usado. Lucky se preocupo por ella, pero prefirió dejarla descansar un poco, era lo mejor, ya hablaría con ella una vez que estuviera descansada y con la mente despejada.
Mientras tanto, iría a hablar con Toma de lo sucedido.

.o0o.

Ikuta Toma, uno de los idols más influyentes en Japón había tomado la decisión de terminar la universidad en América y se había matriculado en una universidad privada para evitar a los paparazzis y fans; no era nada en contra de ellas, pero sería difícil estudiar si a todas horas le seguían sus chicas.

De sus compañeros, pocos le hablaban, y con la que mejor se identificaba era con Carol; una extraña chica de buen humor que siempre lo hacía reír. Junto a ella, había conocido también a Lucero, a quien todos le decían Lucky, y a su novio; Mamoru.

Todo iba bien, de maravilla, hasta que sus ojos se posaron en Carol. Y con el ingreso de Yamapi a la universidad de ellos solo empeoro las cosas. Toma sabia lo mucho que Carol admiraba a Yamapi y el solo hecho de pensar que su amigo se llevaría toda la atención de ella le hacía pensar en un plan para que Yamapi no se acercara a Carol. Y el plan había surgido de manera instantánea cuando Toma presento a Carol como su novia. Si bien había logrado poner un alto a los ojos de Yamapi para que no se fuera a fijar en Carol, la chica ahora mismo le profesaba odio puro, y eso lo hacía sentirse desesperado. Quería arreglar las cosas ya, pero no sabía cómo.

― Buck Tick –declaro Toma con una sonrisa. Buck Tick  era el grupo japonés favorito de Carol, definitivamente le regalaría su Cd especial de esa banda a ella con tal de que lo perdonara por lo que a toda prisa, tomo el disco y fue corriendo a buscar a Carol hasta su dormitorio. Abrió la puerta que por extraño que pareciese -o por un descuido de Carol- estaba abierta.

La encontró recostada, pero ella inmediatamente se levanto al verlo allí.

― ¿Qué no te enseñaron a tocar la puerta? –reclamo Carol en un tono menos severo de lo que Toma se esperaba.
― He venido a darte un obsequio. –musito enseñándole el disco de Buck Tick que tenia grabado el live clásico de Climax Together.

Los ojos de Carol se abrieron de par en par al ver tan mítico material.

― ¿Estás loco? ¿Cómo crees que me vas a regalar eso? –dijo ella entornando los ojos.
―Es para que me perdones. –se justifico con una sonrisa nerviosa.
―Toma-kun… no… ¡no seas estúpido! –le grito. – No vayas por la vida intentando arreglar tus problemas sociales regalando discos de Buck Tick. –musito con una mirada desaprobatoria.
―Solo lo haría por ti, dado que te encanta este grupo.
―No voy a aceptarlo, si yo lo tuviera, ni siquiera me atrevería a obsequiártelo ni ante la más grande de las disputas que podamos tener en nuestras vidas, lo digo enserio.
― ¿Entonces qué quieres que haga? –inquirió el muchacho con desesperación.
Ella lo miro por unos instantes sin hablar y después dijo: ―Solo deja que se me pase el coraje y no le regales ese disco a nadie en el mundo, es tuyo.
―De acuerdo. Carol, lo siento –musito antes de cruzar la puerta.

Carol vio esa mirada triste en él que nunca había visto. Se sintió horrible de dejarlo ir en ese estado, quería correr y detenerlo, decirle que olvidaran todo y fueran los amigos de siempre, pero no se atrevió, no sabría que decirle exactamente a la hora de tenerlo enfrente.

.o0o.

La tormenta no daba para más, había estado lloviendo toda la tarde y ya eran las tres. Carol esperaba con impaciencia en una banquita cerca de la salida a que la lluvia dejara de caer, no era que la lluvia le desagradara, sino que no le gustaba dormir en la universidad.

― ¿Sigues torturando tu mente asegurándote que no te gusta Tomohisa-san? –Lucky se sentó a un lado de ella con una revista y una actitud de lo más alegre.
― No me gusta ese tipo –aseguro Carol con indiferencia.
―Pero si tú me dijiste que lo amabas. –le recordó Lucky.
―Amo sus personajes, a él no ¬_¬
― Tengo un test para saber si te gusta alguien, solo responde “si” o “no”. –musito Lucky. Carol no tenía ganas de hacer eso, pero antes de que replicara, Lucky ya le estaba haciendo la primera pregunta. –Haber, ¿Discutes mucho con él?
― Es el primer día y ya siento que lo odio, ¿eso responde tu pregunta?
― Solo di “si” o “no” –pidió Lucky.
― Si.
―Ok, segunda pregunta: ¿Sientes que quieres que él te entienda?
―Sí, un poco.
―Tercera pregunta: Estando cerca de él ¿Te pones nerviosa o agresiva?
―Sip.

Enseguida, una amplia sonrisa se extendió por el rostro de Lucky.

― ¿No hay más preguntas? –inquirió Carol.
―Nop, la respuesta dice que si obtienes tres “si”… ¡Te gusta ese chico! :D
― ¡QUE! –grito Carol.
― Así que te gusto, ¿eh? –musito Yamapi a unos pasos de ellas con una actitud reprobatoria.
― Ni te creas tanto, nunca te fíes de un estúpido test. Solo son tonterías –espeto la chica de cabello recogido para después irse de allí a la velocidad de la luz mientras Lucky miraba de forma hostil a Yamapi.

El joven de cabello negro y liso no se esperaba aquella reacción en Carol, a decir verdad, esperaba la típica escena de la chica sonrojada sin poder hablar al ser descubierta por el chico que le gustaba. Carol era rara, por no decir bipolar. Al principio, cuando la conoció, se portaba de lo más amable con él y de acá a un par de clases ya le había declarado la guerra.

“Es tan molesta” pensó Yamapi.

.o0o.

Apenas iban a caminar hacia la clase de Economía cuando Yamapi les tapo el paso a Toma y Carol.

―Tengo que preguntarles algo –les dijo Yamapi. -¿Ustedes realmente son novios? –los vio con ojos entornados llenos de dudas.

Carol y Toma respondieron al unísono, pero con diferentes respuestas, Toma que “No” y Carol que “Sí”.

―Gracias, Carol –le sonrío Toma. –Perdóname por obligarte a mentir por mí. –después dirigió su vista a su amigo pelinegro. –No, no somos novios, solo somos amigos. Gomen. No quería que fueras a burlarte de mí por no haber conseguido novia, así que le pedí a Carol que mintiera.
―Viejo, ¿Cómo crees que me voy a burlar de ti? –sonrió Yamapi.
―Bueno –interrumpió Carol. –Yo los dejo para que hablen, ¿ok? –exclamo y después siguió el camino a la clase de Economía.
―Toma, te gusta Carol, ¿cierto? –Toma solo sonrió aun mas, respuesta suficiente para Yamapi. –Entonces, como tú perdiste la apuesta, yo puedo elegir a tu conquista –le recordó. –Tu conquista será… Carol. –dijo al fin.
― ¡¿NANI?! -grito Toma a todo pulmón. – ¡Es-es-espera!
―Suerte, compañero –sonrió Yamapi ampliamente mientras le palmeaba el hombro al pobre Toma dejándolo casi en shock mientras el muy inocente pelinegro retomaba su camino a la clase de economía.